El fin de semana pasado celebramos la cena de despedida de uno de los españoles más grandes y majetes que han pasado por Toronto, que después de cuatro años dándolo todo por aquí se vuelve a España. Un momento así requiere una celebración de nivel, de las de «que no nos falte de nada» y «que no se diga», y otro de los españoles más grandes y majetes de por aquí tuvo una idea a la altura: cena sorpresa en el restaurante de la CN Tower.
De hecho, en lo alto de la torre hay dos restaurantes, los dos con nombres bien escogidos (ya he dicho muchas veces que el marketing aquí lo llevan en la sangre). El primero se llama Horizons (por las vistas) y es lo que aquí llaman «casual» y «tipo bistro», que viene a ser un «sin pretensiones» de toda la vida. El segundo restaurante, que es al que fuimos nosotros, es más elegante y se llama 360 porque, y esta es la parte que mola, va girando para que de verdad veas todo Torontoentero* mientras cenas.
Reconozco que a mí el marketing me capturó totalmente y yo iba más a disfrutar de las vistas y la experiencia que de la comida. Además había oído que hace unos años, con eso de que lo que mola es ir girando y viendo la ciudad, se lo curraban muy poco con los platos y te cobraban como si mereciese estrellas Michelín. Pero la verdad es que me pareció que no está nada mal, ni en cuanto a calidad de la comida ni en cuanto a precio.
A ver, que después de la cena sigo pensando que a la CN Tower no se va por la comida (hay restaurantes mucho mejores en Toronto) y que setenta dólares por un filete es una pasada, pero hay que reconocer dos cosas:
- la primera, que teniendo en cuenta lo que cuesta una cena en un restaurante medio bien de Toronto, aquí el menú fijo de $65 o $79 (según si quieres postre o no) está bastante bien. Yo comí atún de primero y osso bucco de segundo y me quedé bien satisfecho.
- la segunda, que la experiencia de las vistas es algo que realmente no encuentras en ningún otro sitio y eso tiene un precio. Según los de la propia torre, treinta y cinco dólares que es lo que te cuesta subir a la misma altura que el restaurante. Pero como el ascensor es gratis si vas a cenar, eso que te ahorras así que el precio final de la cena no es nada caro. Y la hora y doce minutos que tarda el restaurante en hacer los 360º se disfruta.
Y para terminar, una cosa en la que nadie piensa es que cuando subes a la CN Tower no hay mucho que hacer salvo asomarse a un par de ventanas. Muy molonas, sí, pero no hay más chicha. Así que cuando pagas los treinta y cinco dolarazos por subir y en quince minutos has terminado se te queda un poco cara de tonto, y te pasas otra media hora dando vueltas a ver si pasa algo interesante para amortizar tu inversión.
En cambio si vas a cenar tienes un plan hecho y te aseguras de que vas a estar un buen rato ahí arriba disfrutando de las vistas, y en vez de pasar el tiempo haciendo chistes sobre lo que se ve desde lo alto de la CN Tower tienes una conversación normal como tendrías en cualquier cena. Y ni siquiera tienes que pegarte con otros turistas por un hueco para ver, porque todo el mundo está elegantemente sentado a su mesa. Lo que sí tienes que hacer es acordarte bien de dónde te sientas (cada sección tiene un numerito), porque cuando vas al baño te sales de la zona giratoria y al volver apareces en otro sitio.
En resumen, que como experiencia torontoniana yo creo que merece la pena. Y si las vistas de día me gustaron, creo que es mucho más espectacular de noche con todas las luces de una metropoli norteamericana.
*El chiste había que meterlo y creo que ha quedado bastante elegante, ¿no?
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