Navidad vermonteña

Esta semana hace cuatro años que nos mudamos a Toronto. Y en estos cuatro años hemos hecho varias veces planes para ir a visitar a mi tía en Vermont (no soy el primer emigrante de la familia), pero al final siempre nos pasa lo mismo: empezamos muy animados para ir un fin de semana, miramos el mapa, nos damos cuenta de que hay que rodear uno de los grandes lagos, nos arrugamos y lo dejamos para un fin de semana más largo.

viaje toronto pomfret
¿Hemos llegado ya? No.

Al final el fin de semana lo suficientemente largo no ha llegado hasta esta Navidad. En primer lugar porque, aunque este año tocaba Navidad en España (intentamos hacer un año con cada familia), habiendo ido en Octubre para una boda no merecía tanto la pena el viaje, así que hemos ido a ver a la familia española de por aquí cerca. En segundo lugar porque en invierno (y sólo en invierno) hay un vuelo directo Toronto-Vermont con el que el viaje de nueve horas se queda en tres. Y en tercer lugar porque mi tía iba a ir a Madrid dos semanas antes de Navidad, y saber que volvía con la maleta llena de delicatessen siempre es un buen incentivo (y eso que no se pueden traer ibéricos, que nos veríamos mucho más).

Además de ser conocido por «el sitio donde vive mi tía», Vermont es un destino de vacaciones de invierno típico para los americanos, porque hay mucha montaña y mucha nieve y a la gente le gusta mucho el esquí. Vamos, el sitio perfecto para unas vacaciones de Navidad de las de cuento… salvo porque cuando nosotros llegamos el mismo día de Nochebuena (como El Almendro, pero en vez de traer turrón íbamos a comérnoslo) había tanta nieve como en Fuenlabrada.

Menos mal que somos gente de recursos y supimos rehacernos para que no nos faltase entretenimiento. En parte porque cuando hay tres perros en casa es bastante difícil no encontrar algo que hacer, pero también porque habiendo comida, vino y cerveza todo es más sencillo en esta vida.

Empezando por lo básico, comimos como si en vez de fin de año se acercase el fin del mundo y hubiese que vaciar la despensa que es una pena desperdiciar esos boqueroncillos en vinagre, ese queso o esos mejillones en escabeche. Que viviendo en España una lata de mejillones os parecerá bastante cutre para Navidad, pero son esas pequeñas cosas las que marcan la diferencia para los que vivimos fuera. Bueno, eso y que también teníamos cosas de más enjundia en el menú, como una porchetta buenísima, el famoso budding de pescado marca de la familia en Navidad, turrones artesanos… y hasta roscón, no porque sea algo típico de Vermont sino porque organizamos el Primer Concurso de Roscones de South Pomfret, que quedó en empate pero nos pusimos las botas.

Resultado: empate técnico. Uno muy rico de sabor, el otro mucha mejor textura.
Resultado: empate técnico. Uno muy rico de sabor, el otro mucha mejor textura.

Y como decía no todo fue comer. También encontramos tiempo para hacer las cosas típicas que hace nuestra familia cuando visita Vermont, como dar paseos por el paisaje (que es increíble, con nieve o sin ella), la obligatoria peregrinación a los outlets para comprar ropa que aquí está muy barata, o quedar con los amigos de cuando la cacho-novia vivía en Vermont (hizo allí todo el instituto, con animadoras y gimnastas y equipo de fútbol y grupo de teatro como en las pelis). Hasta yoga hemos hecho. Y de los ratos en casa entre medias hemos descubierto que a la cacho-novia le chiflan los puzzles y que para los daltónicos hay puzzles muy complicados.

Pero una de mis partes favoritas del viaje ha sido la mezcla perfecta entre salir de casa, hacer algo típico del sitio y comer. En Norwhich está la sede central de King Arthur Flour, una marca de harina famosa en todos los Estados de la Unión y favorita de los que hacen pan en casa. Dado mi amor por el pan en los últimos años, estaba más contento con la idea de ir allí que un niño en el coche camino de Disneylandia. Y la visita no defraudó. Vimos panaderos haciendo pan, compramos harina de la muy buena y utensilios panaderos, y hasta un poco de masa madre que deriva de cuando empezaron la empresa en la década de 1790/a>.

king arthur flour
Como Disneylandia, en serio.

En resumen, una forma muy redonda de cerrar un año muy bueno. A ver si hacemos 2016 todavía mejor.


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