Cómo comer en España con guiris tiquismiquis

Tras dos años conviviendo en Madrid con la novia de mi cacho-carne, y tras más de cuatro desde que la conocimos, he aprendido muchísimo de ella y de sus compatriotas sobre la comida española. Han sido muchos bares de tapas, mucha investigación para lapommeespagnole.com, muchos días haciendo la compra en el mercado y la comida en casa, muchos días comiendo en casa de algún familiar y alguna visita a algún restaurante de lujo. Y aunque no lo parezca hemos hecho más cosas que comer, pero no vamos a negar que es un eje de nuestras vidas bastante importante.

Gracias a toda esa experiencia he aprendido que la comida española no siempre es tan sana como nosotros pensamos, pero también he aprendido cómo convencer a un guiri de que pruebe todos los platos que ofrece nuestra variada gastronomía. Y es que a base de visitas de amigos he descubierto que nuestra comida no es todo lo guiri-friendly que a nosotros nos parece, y merece la pena compartir algunas de las lecciones que la vida nos ha dado en los bares y las comidas familiares que hemos disfrutado.

Porque de eso no hay duda, nosotros hemos disfrutado poniéndonos hasta las cejas gracias a que la guiri que el karma puso en el camino de mi cacho carne no tiene miedo de probar platos nuevos por mala pinta que tengan o escabroso que sea su origen. Pero sabemos que hemos tenido suerte, fuera de nuestras fronteras hay mucho tiquismiquis con la comida (y no todos se apellidan Ríus) y que a más de uno os vendrán bien estos consejos para que, si tu vida empieza a girar en torno a tu guiri, la comida no sea nunca un problema.

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Antes de ir de tapaspuede que tengas que avisar a tu guiri de lo que se puede encontrar en el suelo de un bar español. Somos unos guarros, todo sea dicho.

La primera norma básica es que, por mucho que pregunte, un guiri no necesita saber exactamente qué es lo que le están sirviendo. En casa, con aquello de ir a la compra, suele estar todo más controlado, pero yendo de tapas pueden surgir problemas: el camarero puede traer un cacho de pan con una triste rodaja de chorizo o puede traerte un plato de morro y oreja, y tienes que estar al quite. Y esto es algo que hay que tomarse en serio, porque a los guiris les encanta ir de tapas aunque no conciban que el bar pueda ganar dinero dándote comida gratis, así que vas a ver muchos bares y mejor evitar momentos desagradables. Aquí van algunos ejemplos:

  • Las cortezas de cerdo son “como patatas fritas”. Cualquier mención a la piel del cerdo y la grasaza subyacente antes de que el guiri se haya acabado las cortezas debe ser evitada, si es que quieres que te deje volver a comerlas.
  • La morcilla está hecha de cerdo, y no hace falta entrar en el detalle de la cantidad de sangre de cerdo de la que estamos hablando. Evita la traducción al inglés, blood sausage, aunque de hecho es correcta.
  • Otra traducción a evitar es la de sobrasada, que literalmente sería roasted leftovers. Para evitar tener que profundizar en qué sobras se utilizan exactamente, limítate a describirla como “un paté rojo” y di “sobrasada” lo más rápido que puedas para que ni el guiri más avispado en el idioma lo entienda bien.
  • Si te preguntan de qué están hechos los callos hazte el tonto, directamente. Y lo mismo para las criadillas y otras vísceras, que a mí se me quedó grabado el documental de Lonely Planet – Pilot Guides en el que la presentadora americana estaba de tapas en un bar de Andalucía disfrutando de unas criadillas cuando se le ocurrió preguntar “what is this?”. La imagen se cortaba después de que un camarero gordo y sudoroso se agarrase los genitales y respondiese “los huevos, los huevos del toro”.
  • Presta atención al número de patas. Los guiris tienen una estructura mental muy definida en cuanto al número de patas que puede tener la comida, y cualquier cosa que no cumpla con su esquema les resulta sospechosa. Lo mismo un caracol que un percerbe o un pulpo.
  • Ojo con los mariscos. Los guiris profundos no tienen al pulpo en la lista de animales comestibles, y otros mariscos (como navajas, berberechos, etc.) no dejan de parecerles demasiado babosos en vida como para estar buenos tras pasar por la cazuela. Es sólo la primera impresión, así que ten cuidado con el presupuesto que tienes no le vayan a gustar demasiado los percebes.
  • Volviendo al cerdo, y para terminar estos consejos de tapeo, quiero transcribir la que sin duda fue mi experiencia más surrealista yendo de tapas con dos guiris (una austriaca, la otra medio canadiense y medio rumana) pese a que ya llevaban dos meses viviendo nada menos que en Granada:
    –(Guiri canadiense-rumana)- ¿Y esto qué es?
    –(Mi Cacho-Carne) – Esto es “oreja a la plancha”.
    –(Guiri austriaca) -Está bueno, aunque la textura es un poco rara. ¿Qué es?
    –(MCC)- Pues eso, oreja a la plancha.
    –(GA)- Ya, pero que de qué está hecho.
    –(CC)- Eh… pues de oreja. A la plancha.
    –(GA)- ¿En serio?
    –(CC)- Claro. De oreja de cerdo, concretamente.
    –(GCR)- Arg, qué asco.
    –(GA)- En Austria tenemos un plato que se llama “oreja”, pero no está hecho de oreja de verdad. Esto es muy raro.
    –(CC)-Hombre, más raro es llamarlo “oreja” si está hecho de otra cosa, perdona que te diga…
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¡No saben lo que se pierden!

Con estos consejos y un poco de improvisación ya puedes ir de tapas sin peligro alguno. Pero no puedes bajar la guardia, porque aún te quedan la convivencia casera y las visitas a familiares. Yo lo aprendí en la comida de Navidad en casa de la abuela de mi cacho-carne, cuando a su novia se le salieron los ojos al ver a toda la familia chupando las cabezas de las gambas y pensó que se trataba de una broma, hasta que otro guiri de la familia (británico, con más años de experiencia en nuestras tradiciones) le confirmó que iba totalmente en serio con cara de “y lo que te queda, pequeña”. Aunque conseguimos que las probara, a día de hoy sigue sin gustarle chupar las cabezas de las gambas, para empacho de mi cacho-carne.

En realidad este problema no atañe sólo a las gambas, sino que tiene una raíz mucho más profunda: para muchos guiris el pescado viene en filetes limpios y sin espinas. El golpe cultural es malo cuando ves a tu padre limpiándole un gallo de ración a tu guiri porque no sabe qué hacer con tanta espina en el plato, pero es peor la primera vez que tu guiri decide sorprenderte y cocinar pescado porque sabe que te gusta y al final tienes que cocinarlo tú porque ella es incapaz de enfrentarse a un pez que viene con cabeza, cola y restos de sangre. Y es que los guiris pueden ser de lo más raro: aunque no tienen ningún reparo a la hora de sacarle las tripas a un pavo para hacer gravy con ellas y acto seguido meterle al bicho por el culo desde piñones hasta codornices, en general los guiris suelen rechazar las vísceras. Sesos, hígado, corazón, riñones, callos y lengua pueden traer algún disgusto. Zarajos, mollejas y menudillos pueden hacer que tu guiri se vuelva a su país ipsofactamente.

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¡Ni siquiera el jamón es un valor seguro con los guiris!

Pero si hay una reacción que quedará escrita en la historia de nuestra familia es la de la novia de mi cacho-carne cuando entró en casa y vio por primera vez la pata de jamón en la cocina. Mientras mi cacho-carne sacaba pecho al enseñarle el jamón, orgullo de toda buena familia ibérica, ella, como los demás guiris que han ido pasando por casa, no podía entender que tuviésemos en la cocina “la pierna de un animal muerto“ que encima tenía todavía pelillos. Ante tan frío análisis de la situación nuestra respuesta ha sido siempre la misma: sacar unas lonchas para dar a conoceer las ventajas de tener el jamón en casa. Una semana bastó para que la novia de mi cacho-carne cortase jamón de la pata muerta como una experta para hacerse un bocata.

Y hasta aquí mis consejos para dar de comer a tu guiri en España. Insisto en que nosotros hemos tenido mucha suerte porque la novia de mi cacho-carne y toda su familia son grandes amantes de la gastronomía, y seguramente con personas menos abiertas a probar platos nuevos sea mucho más complicado. Pero no puedes bajar los brazos y dejar a tu guiri sin descubirir nuestra cocina, porque si quieres cimentar una relación iberico-guiri duradera debes ayudar a tu guiri a descubrir y disfrutar la comida española. Al fin y al cabo tenemos a nuestro favor que todo está estupendo, y que pese a la cantidad ingente de grasas y cosas fritas que ingerimos no estamos tan gordos como ellos desearían.


Comentarios

12 respuestas a «Cómo comer en España con guiris tiquismiquis»

  1. No veo muchas diferencias entre los comestibles intragables en un pais u otro. Cada cual tiene sus manías. Creo que el escorpión vietnamita es muy apreciado (entre los comedores de escorpiones) y a mí no me apetece probarlo. Creo que el problema está más en la cultura (visual) que en los ingredientes propiamente. He comido muy bién en Portugal y en Hungría; y para comer mal recomendaría la Gran Bretaña.

    Pero también puedes comer mal en tu propia casa. Como experiencia profesional os puedo contar que un españolito de bién, ante el plato de acelgas que le puso su mujer en nochevieja como cena, exclamó ¡vaya porquería! (versión edulcorada, la expresión original fue algo más fuerte), fue denunciado por la susodicha y fue detenido acusado de violencia psicológica doméstica. Eso si, la culpa es de la ley española y no de las verduras.

    ¡Buen provecho!

  2. EH eh como que española de tapadillo?jajaj Que conste que a mi, si me invitan a una casa, intento comer de lo que me echen y no miro mal a nadie!Afortunadamente los platos más tradicionales de mi zona no incluyen demasiada casquería y por ahora he superado todos los desafíos.
    Mi último encuentro remarcable con la gastronomía popular española fue con el botillo. No salí tan mal parada

    PD: Viva la morcilla de León! (no sé si la conocéis, se unta y tiene aspecto no muy apetitoso, pero mmm)

  3. Pero los mejicanos le ponen picante y claro, ya te da igual lo que sea que te estás comiendo porque lo que te preocupa es que te arde la boca.

    El haggis, si es el embuchado escocés que dice la Wikipedia, es digno de las casquerías más recias.

  4. hay que tener presente que los guiris no tienen nuestro glorioso pasado ni nuestra cultura (culinaria), pero también que nosotros somos guiris en cuanto salimos de casa y que a veces se divierten haciéndonos comer cosas que ni qué: chapulines tostados, ricas rodajas de serpiente de cascabel, tortuga en sangre, armadillo, gusanos del maguey, hongos del maíz… y no he salido de un único país. De todos modos, a lo que me he negado y creo que seguiré haciéndolo es al haggish. Y mejor no preguntar qué contiene. Y sí, lo he pasado muy bien llevando guiris a comer caracoles cuando los había por los bares.

  5. Por eso lo intento, aunque con escasos resultados. Tampoco conseguí pillar lo del cocido madrileño, esa costumbre de dividir en 3 un plato de garbanzos… :-s

  6. Lo importante es no tener miedo a probar. Si vas a un país donde comen insectos, o a otro onde comen oso y foca, tienes que probar y luego decidir si te gusta o no. A mí por ejemplo la oreja sólo me gusta a la plancha bien churruscadita y mientras está caliente, todo lo demás lo aborrezco, pero la pruebo. A mi los guiris (y españoles de tapadillo que os estáis descubriendo) que me caen mal son los que se niegan a probar y dicen «qué asco» delante de un español cuya familia lleva comiendo esos platos generaciones y generaciones 😉

  7. Coincido con Marta. Además, algunos platos están especialmente arraigados en la cultura madrileña. Los callos, el hígado e incluso los riñones, si me apuras, los puedes ver por el norte, pero eso de «entresijos y gallinejas» que anuncian en todos los bares típicos madrileños, me asombró durante los cinco años que pasé allí.

    Prometo que intenté probarlo alguna vez, pero ese tacto cartilaginoso de la oreja… ufff, todavía me dan escalofríos. 😉

  8. Jo! Hace tiempo que no veía tu blog!! Por lo que veo a la pobre Manza la han obligado a comer cosas que no culauiqera comería, eh? Qué campeona! Ya veo a tu cacho carne en el supermercado comprando molejas, sesos e higadillos a cascoporrillo para envenenar al personal.

    De todas formas, la gastronomía española «de NO bar» está bastante biene en comparación. Porque si te ponen un plato de cardos, te los comes sin rechistar y un buen plato de migas (que al fin y al cabo viene a ser simple pan) también. Y qué vamos a decir de la tortilla de espinacas o el hornazo (pan relleno de carnaca). Platos muy personales y muy buenos!!

    Ah! Por cierto! Se te ha olvidado las ancas de rana!

  9. @Marta: puede que las cosas no te gusten, pero no se te salen los ojos al ver unos callos ni te rasgas las vestiduras cuando hablas de la sangre de la morcilla. Otro tema es que sea una actitud respetable… ¿te imaginas un guiri que no traga el Ketchup? ¡Eso no puede ser! Gente como tú es la que hace que los italianos, que todos comen pizza y beben café, se hayan expandido por el mundo mucho más que nosotros xD

    @Javier Merchán: Eso es lo que más mola de las empresas internacionales, las visitas de un lado y de otro. El truco con la comida, en mi opinión, es no decir nunca «qué cosa más asquerosa» porque quien sea siempre puede encontrar algo en nuestra gastronomía que, visto objetivamente, da repelús. Lo de los callos con leche me intriga, por cierto. Lo de las judías por la mañana al principio me daban unos patatuses que no te imaginas, pero ahora ya no sólo lo tolero sino que me gusta. Sobre los guiris que buscan lo que conocen, yo conozco a una que salió corriendo hacie el primer starbucks que veía en meses y a una pereja que se quedó sola en Málaga para cenar y se gueron a un italiano con menú en inglés. Nosotros hemos tenido suerte el uno con el otro, y no sólo en temas culinarios 🙂

  10. Mooola! La verdad que en el tema de las comidas me han pasado cosas curiosas. Muchos amigos guiris han pasado por casa o les he sacado a comer por Madrid. Un amigo danés se negó a comer jamón por ser carne cruda, pero sin embargo la sopa de ajo la tomaba echándole casi una barra de pan en el plato.

    Un compañero americano no podía creer que en España no hubiera McDonalds por todos sitios. En un viaje de Madrid a Bilbao en coche, me hizo parar en Burgos a las 11 de la mañana porque se moría de hambre y había visto un cartel de McDonalds. Otro compañero, después de dos días en San Sebastián, no aguantó más y se fue a un Burguer King porque no le gustaba la comida de allí. Menos mal, que son sólo casos aislados. No todos los americanos son así.

    Visitando a unos amigos búlgaros para conocer su país, me convencieron para probar un plato típico que se llama Schkembe chorba. La verdad es que me encantó y una vez me lo terminé, me dijeron: Es sopa de callos de cerdo y leche. No se podían creer que en España se comían también y que era algo muy español.

    ¿Quién en España puede desayunar unas judías con tomate? Cada país o región tiene sus cosas y hay que probar de todo.

  11. Gracias al calcetín hoy he aprendido que SOY GUIRI!menos en lo del jamón y las cortezas. Chupar la cabeza de las gambas…por favorrrrrrr………Y ahora me siento como un extraterrestre infiltrado en España…por lo demás, gran análisis, empapado de experiencia por todos los poros!

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