Después de la última experiencia, pensando que lo que sabe es a quemado, friego concienzudamente la cafetera. Aprovecho también para limpiar las gomas, roscas y junturas para mejorar el cierre, no sea que el agua se esté escapando como en las acequias de los pueblos.
Aprovechando que es fin de semana y tengo más tiempo y supervisión, pongo todo mi esfuerzo en conseguir que el café salga bien. Pongo agua hasta arriba, y pongo una cantidad de café que me parece adecuada para que no me salga otro Nestea (a.k.a. café americano o aguachirri), pero sin retacarlo porque ha crecido en mí la idea de que al poner mucho café el agua no puede subir bien. Llamadme loco, pero la idea funciona: sube todo el agua… con el resultado final de un nuevo aguachirri. La supervisora me dice que sí está aguado y lanza una idea terrible al aire: ¿no será que el café es de mala calidad? Defiendo la Mexicana y los más de 4 euros que me costó el paquete, pero empiezo a sospechar….
Efectos secundarios:
Me empiezo a sentir un poco gilipollas.
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