Café nº5: un remedio para las agujetas

Hace mucho que no hacía café, por aquello de que me salen bastante malos. Pero no hay nada que desayunar, así que me lanzo. Pongo una buena cantidad de agua y una buena cantidad de café. Lo dejo en el fuego hasta asegurarme que todo el agua había subido. Y sale suficiente café para llenar mi taza, aunque otra vez con el colorcillo tipo Nestea. Un poco hasta las narices de todo cojo el bote de leche condensada y pongo tal cantidad que, tras remover, tengo un brebaje de color parecido al té con leche. Eso sí, me lo bebo y está de muerte.

Efectos secundarios:
Ningún problema para dormir. Cierta hiperactividad durante todo el día por el subidón de azúcar. Ni rastro de las agujetas que me acechaban tras mi primera clase de capoeira.


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