Categoría: El blog del calcetín
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Adiós al cartoncillo rosa
En cuanto conseguí mis papeles de residente canadiense fui a sacarme el carnet de conducir. No es que me hiciese mucha falta, pero tras once meses por fin tenía algo que hacer, seguía teniendo todo el tiempo del mundo (uno no deja de ser un parásito social de la noche a la mañana, lleva su…
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El día de la hamburguesa
Las cervezas cuestan una pasta, no ponen tapas en los bares, no han oído hablar de la caña con el límón o el kalimotxo y nadie entiende que hay diferentes tipos de siesta; pero hay días que sale a cuenta vivir en Norteamérica. Por ejemplo, cuando un periódico local monta una barra libre de mini-hamburguesas…
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El spa de los osos polares
Aunque no haya ido a muchos en mi vida, tengo que reconocer que me gusta ir al spa. Lo que no sabía es que cuando mejor sienta es después de haberte pasado el día haciendo ejercicio al aire libre a temperaturas por debajo de -10ºC, principalmente porque cuando el hielo no me deja leer el…
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El día de invierno perfecto
Este año el invierno en Toronto ha sido tremendamente largo, y en abril todavía hemos tenido temperaturas cercanas a cero grados y días de nieve. Entre eso y lo de tener un trabajo no he encontrado tiempo y ganas para contaros nuestra aventurilla con las raquetas de nieve, pero parece que ya vamos viendo más…
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Mi primer balón de baloncesto
Que el baloncesto es una parte fundamental de la vida de mi cacho-carne no es una sorpresa para nadie. De hecho lo sorprendente sería que no lo fuera, tras pasarnos doce años en el Ramiro de Maeztu. En aquellos años era difícil entender la suerte que teníamos de ir a un colegio que mantiene una…