De vez en cuando mi cacho-carne y yo nos encontramos redescubriendo américa. Hay mil pequeñas cosas que para los guiris autóctonos son completamente normales y que algunos españoles avanzados (normalmente frikis) ya conocen, pero que para nosotros son un subidón de adrenalina. En este caso, el subidón es de adrenalina, azúcar y calorías, que es algo así como la santísima trinidad en este lado del océano. Y es que estábamos en una fiesta en casa de unos amigos cuando de repente nos dimos de bruces con el bol de pretzels recubiertos de chocolate.
Es posible que esto sea como cuando fui a un Laser Tag en Ottawa pensando que era un pionero y luego algunos amiguetes de España me contaron que ellos llevaban yendo toda la vida sin salir de su barrio (he encontrado en Google hasta recetas en español para hacerlos en casa), pero no es algo común en la península ibérica. Y no me podéis negar que el concepto es una americanada de libro, desde la propia categoría de snacks (claramente dominada por los guiris -no confundir con la categoría aperitivo, ojo) hasta la idea de recubrir de chocolate todo lo que corre, nada, vuela o se come.
De momento, los pretzels recubiertos de chocolate lideran la lista de pequeños vicios ahora que tengo trabajo, aunque a la novia de mi cacho-carne no le gustan un pelo. Lo que obviamente significa que no los vamos a comprar casi nunca… pero que cuando los compremos toco a más.
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