Tras escuchar los consejos de sabios cafeteros durante varios días, me lanzo a hacer café siguiéndolos todos (salvo el de poner Cola-Cao, ese vendrá otro día). En resumen, se trata de hacer la cantidad de café para la que la cafetera está pensada, ni más ni menos, y poner el café en el depósito presionándolo un poco para que el agua se impregne bien pero sin pasarse. Pues manos a la obra.
Lo hago todo de manual, pongo la cafetera en el fuego y espero. Cuando ya debería empezar a oler a café recién hecho, empieza a oler a quemado. Voy a la cocina y descubro que la cafetera tiene una fuga masiva, y el café en vez de ir hacia arriba y quedarse en la cafetera se está saliendo por un lado dejándome para desayunar la extrema necesidad de limpiar la cocina antes de que la vea la novia de mi cacho carne.
Con un cabreo bastante grande, me quemo las manos abriendo la cafetera, pero se me pone entre ceja y ceja que hoy tomo café así que preparo un segundo intento. Pongo la cantidad de agua medida y la cantidad de café exacta un poquito presionado, y cierro la cafetera como si fuese una llave de seguridad de Fukushima. Lo pongo al fuego y, mientras espero, me hago el tupper de la comida (pollo a la plancha con finas hierbas para acompañar la ensalada templada con setas que hizo la novia de mi cacho-carne anoche).
Termino de hacer el pollo, preparar los tuppers y de alicatar la Muralla China, pero en la cafetera sigue sin haber nada de café, así que investigo. Se oye el agua hervir, pero no sube por donde debería sino que el vapor resultante, ese que debería estar inundando la casa de olor a café, se está escapando por la juntura de la cafetera inundando la casa de una neblina caliente poco agradable. Lo dejo un rato más “por si acaso”, pero sigo sin tener nada de café. Me bebo un zumo y me cago en la cafetera, a la que ya culpo de todos mis males.
Efectos secundarios:
Ninguno, previsiblemente por no haber tomado nada de café pese a mis esfuerzos.
Efectos secundarios en la cafetera:
Arderá en el infierno. Mientras, la condeno al ostracismo total.
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