Creo que no es un secreto que, desde que este calcetín está investigando vuestro mundo para preparar la invasión, una de las cosas que cada día desprecia un poco más es el fútbol. No es el deporte en sí, que me gusta jugarlo y ver algún buen partido de vez en cuando, sino más por el tratamiento que se le da, ocupando la mitad de los telediarios y convirtiéndose no ya en el opio del pueblo, sino en la razón de vivir de mucha gente que se olvida de que fuera del estadio hay todo un mundo lleno de cosas que hacer.
Pues este verano el deporte rey en nuestro país ha alcanzado un limite que ni si quiera yo, gran creativo y demagogo a la hora de criticar el balompié, pensé que sería posible: un chaval de 24 años, nacido en una familia humilde portuguesa, se ha reído en la cara de todo el mundo. En un año marcado por la crisis económica, en la misma semana en que las ONG anunciaban que durante el tiempo que dura una reunión del G-8 75.000 niños mueren de hambre, Cristiano Ronaldo ha dicho que los 96 millones de euros que el Real Madrid ha pagado por él al Manchester United es un precio justo.
Y yo me he quedado con los ojos como platos. ¿En serio? ¿Es justo que mientras se prevé que el paro en España en 2010 llegue al 20% un solo hombre gane 1.504 € por hora? Quiero decir, ¿por pegarle patadas a un balón? Entonces, aplicando esta regla de tres, en la que este niño endiosado tiene un valor de 96 millones, ¿cuánto habría habido que pagar por “fichar” a Vicente Ferrer, el misionero español en la India que fundó el Fondo de Desarrollo Social? ¿Cuánto deberían ganar los trabajadores sociales? ¿Cuánto dinero valen las ONG?
Por hacer una comparación y ser demagogo hasta límites insospechados, los Premios Nobel, el galardón anual para aquellos que realizan investigaciones sobresalientes, inventado técnicas o equipamiento revolucionario o hayan hecho contribuciones notables a la sociedad, viene acompañado de una dotación económica de 1 millón de euros (algo más). Eso significa que Cristiano Ronaldo considera que vale lo mismo que 96 premios Nobel. Cree que meter 30 goles la temporada que viene para el Madrid vale lo mismo que 96 personas como los descubridores de la insulina, la penicilina, los rayos X y las partículas subatómicas; como los autores de obras como 100 años de soledad o El señor de las moscas; como organizaciones y personas que han luchado por la paz mundial como Martin Luther King o UNICEF… creo que queda clara la idea.
Antes de que alguien venga con el argumento de “no dice que los Nobel valgan menos, a lo mejor piensa que deberían valer 1000 millones”, voy a dejarlo todo dicho. Si Ronaldo, Florentino Pérez, el Real Madrid o alguien con dos dedos de frente y poder suficiente pensase eso ya habrían donado parte de ese dinero a cosas útiles. En vez de darle 96 millones al Manchester por un futbolista le podían haber dado 50 a Médicos Sin Fronteras para fichar médicos y luchar contra el sida, la malaria y la tuberculosis en África, por ejemplo. Y por hacer un poco más de sangre, voy con un ejemplo bien cercano: yo ahora estoy buscando piso para independizarme cuando venga mi novia. Por lo que Florentino va a pagar a Ronaldo por hora (1.504 euros, contando que trabajase 24 horas al día que ya serán más bien 6), podría pagar el alquiler del mes de un piso amueblado de 3 dormitorios y dos baños en el centro de Madrid. En nuestro mundo, pensando en un piso compartido con otras dos personas, con nuestros cuatro sueldos, apenas podríamos pagarlo.
En definitiva, creo que se han rebasado todos los límites y que se ha perdido el juicio en estos temas. Y lo que más me sorprende es que la gente de a pie está tan obnubilada por los juegos de luces que no se da cuenta de lo que está pasando. No consigo entender cómo alguien va a la presentación de Ronaldo “porque no puedo pagar la entrada para ver un partido, y nunca había estado en el Bernabéu”; y cuando ese tío dice que vale 96 millones de euros en vez de lapidarle aplaudan al verle decir “Hala Madrid”. No comprendo que gente que se compra la camiseta en el mercadillo porque la oficial es demasiado cara permite que esto ocurra. No entiendo que los bancos no puedan dar créditos para hipotecas o para que las empresas paguen a sus empleados, pero sí los puedan dar para que un chaval juegue al futbol en Madrid en vez de en Manchester.
No me malinterpretéis. Entiendo que, tal y como funciona nuestra sociedad, es necesario creer en ciertas cosas y admirar a las estrellas de cine, a los músicos o a los deportistas. Está claro que a todos nos hace falta una ilusión que ellos nos dan, pero no a cualquier coste. En cuanto seamos capaces de mirar las cosas con un poco de perspectiva, veremos que hay cosas mucho más importantes en las que se podrían emplear todos estos millones.
Y si aún no lo vemos es porque hay mucha gente a la que no le interesa que lo veamos. Si el Madrid hubiese invertido 50 millones de euros en cualquier obra social, no habría ganado «más que» el respeto de la gente y la sensación de haber empleado su poder e influencia para hacer el mundo algo mejor. En cambio, comprando por 96 millones a un falso Dios se asegura una cantidad de ingresos superior a ese coste. Nadie se gastaría 80 euros en una camiseta de Greenpeace, pero corren a comprarse la de Ronaldo pagando 120 para ponerle el nombre en caracteres chinos porque les hace felices. ¿Os imagináis que la mitad de esa gente pagase 20 euros por una camiseta de Acción Contra el Hambre, Caritas o cualquier otra ONG? ¿A cuánta gente se podría hacer feliz con eso?
“Pero es que con ese dinero ¿qué puede hacer? No van a salvar el mundo”. Claro que no, es mucho más complicado. Pero oye, ¿no es Florentino Pérez el presidente de la constructora ACS? Pues a lo mejor con esa inversión puede construir algunos edificios de viviendas para jóvenes a precios asequibles, convertirlo en obra social para que le desgrave y hacer campañas de marketing, con lo que todavía le saldría bien. Es sólo una idea…
Para terminar, voy a dejar claro que he usado el ejemplo del Real Madrid, Florentino Pérez y Cristiano Ronaldo porque era el que estaba más a mano. Además de por ser la primera vez que aparece un tío tan soberbio y engreído como para ponerse delante de tanta gente y reírse de todos nosotros, claro. Pero se podría usar cualquier otro deportista de súper élite, súper estrella de Hollywood o cantante. Creo que si algo tenemos que aprender de esta crisis es que el sistema, y otras muchas cosas, no funcionan. Y ha llegado el momento de criticar y cambiar.
Deja una respuesta