Cerveza para madrileños en el exilio

Cuando vives fuera de tu país natal pasas por diferentes fases de adaptación, y diferentes personas lo viven de manera distinta. Sobre todo al principio puedes ver dos campos bien diferenciados: la gente que se vuelca completamente en lo nuevo y que empieza a quejarse de todas las cosas que hacemos mal en España; y la gente que se vuelve completamente inflexible y se queja de todas las cosas que echa de menos de España y lo imposible que es adaptarse a las costumbres de su nuevo país.

Poco a poco, no sé si por la experiencia navegando nuestras dos vidas o simplemente por hacernos más viejos, nos vamos haciendo a todo, y nos cambia un poco el carácter. Conozco a gente que con el tiempo viviendo fuera se han convertido en fans del flamenco, y a mí me han dado fiebres de preservar la cultura de casa hasta el punto de volver de un viaje a Madrid con una maleta que parecía sacada de una película de Alfredo Landa. En general creo que nos volvemos más estrictos con el resto del mundo para puntualizar cuando algo con la etiqueta de «español» está realmente hecho a nuestra manera, y atacamos sin descanso a las marcas que tiran de una bandera rojigualda sin dar el nivel (categoría en la que destacan las «sangrías» fuera de España).

Ojo, a nosotros también nos gusta celebrar con nuestros amigos hispano-torontonianos las cosas que encontramos que nos transportan de vuelta a casa: los mini-fuets y mini-chorizos de Farm Boy, los chorizos del Costco (que hace meses que han desaparecido… si alguien con influencia en los Costcos del Greater Toronto Area lee esto por favor traedlos de vuelta), las galletas María llegadas directamente de la fábrica Aguilar de Campoo, la pata de jamón con jamonero y cuchillo del Costco, el fumé para hacer paella, y por supuesto el aceite de oliva virgen extra del que no se puede hablar sin darle una colleja a los italianos por vender nuestro oro líquido como si fuese suyo.

Pues bien, creo que acaban de lanzar aquí una cerveza que va a convertirse en habitual de esta casa porque está diseñada a la perfección para derretir el corazón de un madrileño: la Madrí Excepcional.

calcetín con dos latas de cerveza madrid excepcional
Cosa más bonita.

La hace Molson-Coors en colaboración con la española La Sagra. La lanzaron primero en el Reino Unido pero parece que Molson (el mayor fabricante en Canadá) ha visto tirón y se la ha traído corriendo este verano. Soy plenamente consciente de que es todo diseño y marketing, pero es que lo han clavado:

  • Que el nombre sea «Madrí» y no «Madrid». Probablemente les habría aceptado también «Madriz» pero personalmente me parece que «Madrí» es la forma más correcta. Es como yo digo Madrí, y es como el cachito-carne dice Madrí. Porque es como se pronuncia.
  • Que el logo sea un chulapo con parpusa y clavel. Le sobra ese tatuaje en el cuello que está ahí para darle toque hipster y vender más porque ya me diréis qué pinta un tatuaje de ¡UN ANCLA! en el cuello de un chulapo… pero en general es un logo que sólo puedes entender si conoces Madrí muy bien, hasta el punto de que iba a decir que le sobra la barba pero me he puesto a mirar fotos de amigos en Madrí y no, no le sobra. Muy madrileña la barba en 2024.
  • Que el tipo de letra esté inspirado en esa tipografía típica de cartel de cerámica de los nombres de las calles y los bares antiguos madrileños. Otra vez algo muy familiar para los que somos de Madrí.
cartel cerveza madrid excepcional
¿Cómo no me va a gustar?

¿Y la cerveza en cuestión? Reconozco que saber que la hace Molson me tiraba un poco para atrás, porque normalmente sus cervezas me parecen un poco sosicas. Pero es algo que aquí se convierte en virtud. Esta no es una cerveza de connoisseur, de saborear y descubrir matices discutiendo qué cereales y lúpulo han puesto. Porque, seamos sinceros, eso no es lo que bebemos los madrileños de toda la vida. La mejor manera en la que puedo describirla, y esta es otra cosa que han clavado, es que es como la típica cerveza de bar para tomarte en una terracita con una tapa, de decir «una y nos vamos» y acabar llegando a casa a las tres de la mañana. Y eso es una joya que hay que cuidar y hacer patrimonio nacional.

Va a ser un buen verano en Toronto.


Comentarios

2 respuestas a «Cerveza para madrileños en el exilio»

  1. Avatar de Belén Moreno Garrido
    Belén Moreno Garrido

    Me encanta ????

    1. Eso mismo he dicho yo. Ya se la he vendido también a un vecino enseñándole una foto mía con la parpusa 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *