Si conoces a la cacho-novia es muy probable que ya estés familiarizado con el concepto «semana de tu cumpleaños», como mejora al estándar «día de tu cumpleaños». Es una forma de asegurarte de tener tiempo de hacer todos los planes chulos que se te ocurren para celebrar que naciste, en vez de tener que elegir un único plan cada año.
Entre otras ventajas, la celebración toda una semana de cumpleaños te permite incluir planes mañaneros, que a determinada edad (entre los catorce y los setenta, más o menos) son por lo general menos populares que el juntarse a beber toda la noche. Y tengo que reconocer que este año, dentro de la semana de cumpleaños de la cacho-novia, mis cachos-carne se han sacado de la manga un evento mañanero espectacular: la cata de croissants.
La idea no es original, sino vilmente copiada de un gastrónomo toronteño* del que la cacho-novia es muy fan: Suresh Doss. Además de otras cosas de gastrónomo, el bueno de Suresh nos cuenta por la radio los mejores sitios para comer en Toronto, y por lo general estamos muy de acuerdo con su gusto. Como parte de su labor divulgativa y de investigación, de vez en cuando hace comparaciones del mismo plato en distintos sitios, y hace unos meses hizo la cata de croissants de Toronto. Lo bueno es que no sólo nos contó sus favoritos, sino que directamente compartió su guía de criterios a seguir para evaluar el croissant perfecto.
Y claro, la combinación era irresistible para la cacho-novia: en celebración de su cumpleaños, aventurilla por la ciudad, amigos, empacho de croissants y una hoja de Excel para hacer un análisis cualitativo y cuantitativo del asunto. Un win-win-win-win-win de toda la vida.
Como el plan era hacer de la cata un desayuno completo, nuestros amiguetes nos recogieron en coche a eso de las 9:00am un domingo. Ya teníamos una lista con los seis sitios que íbamos a probar (los mejores de la lista de Suresh, además del sitio más cerca de casa y unos congelados para comparar). Nuestra lista obviamente incluía las horas a las que abría cada sitio, y un aviso de los que suelen quedarse sin existencias para darles la prioridad necesaria.
Bueno, pues la primera nos la dieron en la frente. Tasso cumple con todos los estereotipos de Toronto: pequeño, hipster, hace sólo una cosa o dos, gente haciendo cola (pasatiempo absoluto de la ciudad)… y una mentalidad de negocio que no sabes si son genios absolutos o todo lo contrario. El cartel lo dice todo, y por desgracia aunque nos plantamos allí a las 9:45 un domingo por la mañana vimos cómo vendían el último croissant del día antes de que nos tocase el turno.
Con los siguientes destinos tuvimos mucha más suerte, y eso que nos tocó hacer cola alguna otra vez. Y bueno, también teníamos un listado de suplentes por si acaso. Y sí, también aprovechamos para comernos algún aperitivillo fuera de concurso, porque es difícil aguantar el hambre en un coche lleno de croissants recién hechos cuando todavía no has desayunado.
El caso es que tras un par de horas dando vueltas por la ciudad nos plantamos en casa de nuestros amiguetes, preparamos nuestros cafés, tés y cola-caos (a ver si adivináis de quién era ese último) y nos pusimos manos a la obra. La cata fue a ciegas para asegurar imparcialidad total, cada participante escribió sus puntuaciones en silencio y al final discutimos los resultados en equipo, confirmando que en general estábamos todos de acuerdo.
Sin ser ninguna sorpresa, una de las cosas más molestas de los resultados es que los croissants congelados quedaron entre los peores. Y eso es un problema, porque significa que cuando apetecen croissants una mañana de domingo en pleno Invierno Canadiense™ hay que salir a la calle a por ellos.
De entre los dos claros ganadores (a falta de probar el que sólo abre 45 minutos al día) hay uno que tenemos más o menos cerca de casa (Bonjour Brioche) y otro que está a tomar por saco en Markham (Duo), así que creo que tenemos croissantería oficial para los próximos meses.
Pero lo más importante es decidir cuál va a ser la próxima cata… se rumorea pizza.
* Sí, el gentilicio correcto para la gente de Toronto es torontoniano, pero suena mucho peor y sigo haciendo campaña por el cambio.
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