Según se puede leer hoy en la Wikipedia, parece que allá por el año 9.500 antes de Cristo ya existían el vino y la cerveza. Eso significa que antes de descubrirle utilidad alguna a escribir, la humanidad ya le había descubierto el gusto empinar el codo. Me gusta pensar que en aquel entonces con cada trago te ponían una tapa, porque eran gente de bien y no tenían mucho más que hacer en todo el día que sentarse a arreglar el mundo y eso, sin tapa, bien es sabido no se puede hacer.
En mi opinión esto demuestra que el alcohol no puede ser tan malo, o no habríamos llegado hasta aquí tras miles de años encadenando cogorzas. Por eso me extraña que en un país tan avanzado como Canadá te pongan difícil comprar alcohol. No hablo ya del precio, que teniendo en cuenta lo que cuesta pisar unas uvas o hervir unos cereales lo tienen por las nubes, sino de que el día que te apetece comprarte una cerveza sin tener que pagar el sobreprecio de que un camarero te la abra en el bar, no puedas. El precio al final es casi todo impuestos, que me lo puedo tragar como inversión para el bien de la sociedad… pero lo de pagar extra a alguien para que me ponga una caña sin tapa, hay días que me duele demasiado.
Que yo entiendo que lo de tener chinos por la calle a las tres de la mañana vendiendo cervezas fresquitas y calimochos recién hechos lo mismo es exagerado (aunque a la vista está que popular), pero tiene que haber un punto intermedio entre eso y no poder comprar una cerveza un domingo después de las seis de la tarde, o tener que sacar el GPS para encontrar la única tienda que vende alcohol en el pueblo en el que estás pasando el fin de semana.
Y siendo un negocio tan requetebueno a nivel mundial, ¿cómo es que no hay más tiendas en el pueblo? ¿A nadie se le ha ocurrido abrir hasta más tarde los fines de semana? ¿Por qué no comprar el alpiste en cualquier supermercado? ¡Ay, amigos! Pues porque la venta de alcohol, aparte de en bares y restaurantes, es un monopolio del gobierno de la provincia de Ontario.
Las tiendas del LCBO (Liquor Control Board of Ontario) son las únicas autorizadas para vender alcohol, con tres excepciones: puedes comprar cerveza en The Beer Store, vino en Wine Rack (pero sólo tienen vino de Ontario, así que no se puede decir que vendan nada bebestible) o ir directamente a la fábrica de cerveza o bodega de vino (pero sólo venden su propia marca, claro). Y aunque The Beer Store y Wine Rack son teóricamente independientes, los precios están controlados y la misma lata de cerveza cuesta lo mismo la compres donde la compres.Y por el lado del comprador, si todavía no usas bastón y dentadura postiza prepárate para enseñar el ID (aquí no se llama DNI) en la mitad de los sitios. Y se lo toman en serio. Todo así como muy comunista, en mi opinión.
La historia más absurda la vivimos un día que salimos de paseo por el barrio, y al pasar por delante de un LCBO entramos para comprar una botella de vino para la cena. Como sólo habíamos salido a dar un paseo la cacho-novia no tenía el DNI encima, así que mi cacho-carne sacó el suyo y… la cajera se negó a vendernos la botella, porque «la cacho-novia ha puesto la botella en el mostrador, así que necesito ver su ID.» Y claro, nos quedamos ojipláticos. Mi cacho-carne, en plan salao pero en serio, propuso coger el la botella y ponerla él sobre el mostrador, pero la cajera no quería mojarse en el asunto y dijo que «tenéis que salir de la tienda, volver a entrar e ir a otra caja, porque yo ya te he dicho que no una vez y canta mucho». Que la señora se limitó a seguir las normas, ojo, pero manda huevos.
La cosa es que esta semana me he enterado de que tampoco nos podemos quejar mucho, que al menos en nuestro barrio se puede comprar alcohol y hay bares. En The Junction, en la zona oeste de Toronto, han tenido ley seca hasta 1996, cuando por fin consiguieron quitarla no porque quisiesen hacer botellón sino porque la prohibición estaba haciendo un daño enorme al desarrollo económico y cultural de la zona. O lo mismo el botellón es otro negociaco, que le pregunten a los chinos de los carritos…
Lo que me revienta es que, como os imaginaréis, todo esto sirve de poco. La gente bebe desde antes de la edad legal y se agarra las cogorzas que quiere, como en todas partes. Y por lo que yo he visto puede que los canadienses beban menos que los españoles (hasta que van a España y les sale mucho más barato), pero en cuanto a alcoholismo me parece que aquí hay más gente con un problema serio, de esos de arruinarte la vida.
¿La única ventaja que le veo a este control? Que en Canadá no me he bebido ni una sola copa de garrafón . Y eso parece que no, pero luego cuando vuelvo a España de visita el hígado lo nota.
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