Cuando Sudáfrica era simplemente una colonia europea, los ricachones decidieron que era un buen sitio para criar avestruces a mansalva porque a las señoronas les gustaban las plumas para sus trajes de fiesta. Años más tarde, cuando la moda pasó a mejor vida, los criadores de avestruces se encontraron con que su negocio ya no tenía sentido.
Viendo su negocio desaparecer los avestruceros sudafricanos, en vez de crear una SGAE para cobrar un canon cualquiera, se buscaron la vida y hoy las avestruces son un negocio con ramificaciones en dos industrias bien importantes: la comida y el turismo. Así que como parte de nuestro viaje a Sudáfrica comimos avestruz e hicimos una visita a una granja para aprender básicamente una cosa: las avestruces son el animal más tonto del universo.
El cerebro de una avestruz es más pequeño que su ojo. Esto la verdad es que explica prácticamente todo sobre cómo vive una avestruz, porque como decía estos bichos destacan por ser muy tontos. Ojo, que lo mismo es una buena cosa, porque si con el cuerpo y el tamaño que tienen destacasen por su inteligencia lo mismo nos habrían dado para el pelo a los humanos hace mucho tiempo.
Ojos que no ven, avestruz que no se entera. Lo de que las avestruces meten la cabeza en la tierra es un mito, pero lo que sí es verdad es que si no ven lo que está pasando les da igual todo. El ejemplo perfecto es que si ven a una persona acercarse les entra pánico, pero si les pones un saco en la cabeza ya puedes montarte sobre la avestruz y agarrarle el cuello, que se queda tan tranquila.
Las avestruces no saben reconocer a sus propios hijos. La verdad que esto no sé si es sólo de las avestruces o les pasa a otros animales, pero no por ello deja de ser tan absurdo. Lo bueno es que las avestruces, como no pueden reconocer a sus propios hijos, adoptan a todos los pollitos que les eches. Tontas sí, pero honradas.
A las avestruces les gustan las cosas que brillan. Siempre se habla de las urracas, pero si le pones a una avestruz algo brillante a tiro se lanza a por ello. Esto es bueno saberlo porque si tienes pendientes, piercings o gafas cuando andas cerca de un bicho de estos lo mismo te llevas un picotazo de avestruz de recuerdo, y son de esos que se pueden llevar un cacho de cara del tirón.
Los huevos de avestruz son extremadamente resistentes. Esto no tienen nada que ver con la estupidez de las avestruces, pero es una cosa curiosa que poca gente sabe. Un huevo de avestruz aguanta perfectamente el peso medio de una persona adulta. Y gracias a esa resistencia te hacen cada obra de arte con los huevos de avestruz que tira para atrás, pero no no cabía ya en la maleta.
En realidad la visita no tiene mucho misterio. Se nota que lo tienen todo muy ensayado y hasta los chistes están perfectamente enlatados. Aún así tiene su gracia para ver a estos bichacos de cerca. Eso sí, mejor ir en días que no haga mucho calor: a nosotros nos dejaron subirnos para la foto pero no «cabalgar» porque la temperatura era demasiado alta para poner a la avestruz a hacer ejercicio… ¡y ojo que sólo te dajan subirte si pesas menos de 75kg!
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