Nuevo apartamento toronteño

Como ya he dejado claro alguna que otra vez, durante todo 2012 y parte de 2013 mi cacho-carne vivía como casi todos los jóvenes españoles del momento: en el paro. Así que por aquello de no vivir por encima de nuestras posibilidades (o, más concretamente, de las posibilidades de la cacho-novia) nuestro piso en Toronto era un estudio coqueto y muy bien situado perfecto para parejas muy enamoradas. Y ojo, que era un gran avance en la escala social comparado con la «latilla de sardinas» en la que vivíamos en Madrid, y bien organizado y decorado era un sitio bien majo para vivir… pero uno siempre quiere más. En nuestro caso, más paredes alrededor del dormitorio y una puerta que cerrar cuando se quedan a dormir amigos que roncan (sí, era un estudio).

apartamento-en-toronto
Nuestro primer piso torontoeño. Que no estaba mal, pero espacio no sobraba…

El caso es que en cuanto acabamos con el proceso de inmigración y mi cacho-carne encontró un trabajo lo primero que hicimos fue darnos el gustazo de celebrarlo con un maravilloso viaje a Honduras, pero también empezamos a pensar en buscar un apartamento un poquito mejor. Sin prisa, pero por ir mirando a ver qué podíamos permitirnos y eso. Y cuando nuestra economía se recuperó de lo del viaje a Honduras, nos pusimos en serio. Empezamos a mirar por los barrios de moda donde está la gente joven y con éxito, pero ahí por nuestro presupesto sólo nos daban apartamentos en sótanos. Esos no nos molan mucho porque son muy oscuros, y no es que en Canadá en invierno te sobre el sol como para encima esconderte en un agujero en el suelo.

También nos encontramos, prácticamente el primer día que empezamos a mirar, con que nuestro propio edificio tenia un par de apartamentos disponibles. Las ganas de cotillear cómo vive el vecino y comparar lo bien decoradito que lo teníamos todo nosotros nos hicieron investigar el anuncio, y resulta que era justo lo que buscábamos: un apartamento de un dormitorio por un precio más que razonable. Razonable tirando a chollo, porque el apartamento en cuestión además de un dormitorio tiene tiene un jardín tan grande como el apartamento en el que vivíamos en Madrid. Y si pensáis que eso es lo mejor de todo… ¡también tenemos lavaplatos! No sé si me sorprende más que haya apartamentos con jardín en el centro de la ciudad o que chavalillos como nosotros puedan permitírselo con 28 años y sueldo de recién llegados, pero es como si hubiésemos cogido el ascensor de la escala social hasta quedarnos un piso por debajo de la Duquesa de Alba.

Panorámica jardín
La Duquesa no tiene un jardín de este tamaño en Toronto…

Además nuestro barrio nos mola. Al estar en el centro tiene mucha más vida que las zonas residenciales, y al ser el barrio gay de Toronto hay muchos más bares y fiesta que en el resto de la ciudad. Y si a eso le sumas que mudarse dentro del mismoedificio es infinitamente más fácl, que la empresa que gestiona el edificio (los caseros, vaya) arregla las cosas cuando nos quejamos de algo y que hasta tenemos un parking de visitas para cuando viene alguien con coche, pues os podéis imaginar estamos felices cual perdices el día de su cumpleaños.

¿Y cuánto cuesta el lujazo? Pues mucho menos de lo que imagináis, porque el alquiler en Toronto (y en general las casas) es bastante más asequible que en Madrid. O más bien al revés, Madrid es rematadamente caro y encima los sueldos dan pena. Al cambio actual, el apartamento de tamaño aceptable y jardín en el centro de Toronto sale por unos 1000 euros al mes. El pisito en Cuatro Caminos eran 800 euros al mes. Luego dicen que los jóvenes que nos vamos  es porque tenemos espíritu aventurero, pero la verdadera aventura es sobrevivir en España.

Si os apetece una visitilla ya sabéis dónde está la central de reservas.


Comentarios

6 respuestas a «Nuevo apartamento toronteño»

  1. @Tatxem tienes toda la razón, y cuando empecé a escribir de Toronto lo busqué y me desilusionó profundamente. Pero una de las ventajas de escribir como un calcetín es pasarte por el forro alguna que otra norma de la ortografía y gramática española. Como Juan Ramón Jiménez 🙂

  2. Un apartamento en Toronto será un apartamento torontoniano, sí, suena raro pero así es el gentilicio en español. ¡Saludos y enhorabuena por el apartamento

  3. Bueno, por alusiones, me alegro de que ya tengais paredes. Así puedo volver a visitaros y roncar tranquilamente en el salón. Jajajajaja.
    Aunque ahora os toca a vosotros venir a Londres a vernos…
    Un abrazo a los tres.

    1. Al menos la mitad de las visitas que hemos tenido se pueden (y deben) dar por aludidas en ese comentario… lo siento pero no eres tan especial. Salvo por las peras al vino con mascarpone, ahí sí que destacas 😉

      Yo en Londres sólo he estado un fin de semana así que quiero volver, pero tenemos lo que queda de 2013 y todo el 2014 comprometido en el tema de viajes. Parece que a la gente le ha dado por casarse bien lejos de Toronto…

  4. Nuestro mini apartamento de Cuatro Caminos no tenía calefacción (sobrevivimos dos inviernos con un radiador de aceite), y teníamos UN armario que no tenía ni cajones y cuando los pedimos nos pusieron unas baldas bastante chapuceramente cortadas. Que mira que fuimos muy felices ahí, pero mirando atrás me parece bastante tercermundista…

  5. Estoy contigo!!! Madrid es prohibitivo. Yo pago 650€ por 50m2 en San Blas, eso si tiene calefacción y armario empotrado que todos los que vimos por menos no tenían!!!

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