Ahí donde las véis, las palomitas de maíz llevan deleitando a la humanidad desde, agarráos, 5.000 años antes de Cristo. Eso dice la Wikipedia y yo no soy quien para corregirla (es una expresión, que técnicamente puedo corregirla porque es un proyecto colaborativo y tal). Es decir, mucho antes del microondas y del carrito de la feria. Eso significa que o bien hacer palomitas de maiz no requiere años de estudio y tecnología punta, o en ellas tenemos la prueba irrefutable de una visita de los alienígenas al planeta Tierra. Seguramente dos alienígenas que en una noche de farra acabaron aquí, dejaron las líneas de Nazca intentando aparcar recto y la liaron parda con algún armatoste que calienta el maíz y hace las palomitas.
Aunque mi versión parece mucho más lógica, la Wikipedia tiene toda una parrafada científica que parece cuadrar y que no incluye alienígenas. La copio aquí para los escépticos:
Como todos los granos de cereales, cada grano de maíz para palomitas contiene una cierta cantidad de humedad en su endospermo (núcleo almidonado con hasta 90% de almidón). A diferencia de la mayoría de los otros granos, la corteza externa o pericarpio, es muy gruesa e impermeable a la humedad.
A medida que el grano es calentado más allá del punto de ebullición del agua (100 °C), hasta los 175 °C, la humedad dentro del grano empieza a convertirse en vapor, generando presiones internas de hasta unas 9 atmósferas. En la mayoría de los granos (incluyendo los granos defectuosos del maíz para palomitas), este vapor escapa tan rápido como se forma, pero en los granos del maíz para palomitas, el vapor no escapa debido a lo grueso e impermeable del pericarpio (corteza) que lo mantiene sellado, pero la presión interna llega a tal punto que la corteza no puede contenerla y ocurre una pequeña explosión. La fuerza de la explosión voltea al grano de adentro hacia fuera, es decir el contenido del núcleo es expuesto. Pero aún más importante, debido a que la humedad se encontraba uniformemente distribuida dentro del núcleo almidonado, la expansión repentina de la explosión convierte el endosperma en una especie de espuma, la cual le da a las palomitas su textura única.
Resumiendo: para hacer palomitas de maíz lo único que hay que hacer es calentar los granos de maíz (ojo, no todos los tipos de maíz valen). Así que en siete mil años la mayor innovación en el mundo de las palomitas ha sido el propio microondas, invento maligno que ha dejado sin trabajo a los palomiteros de todo el mundo porque no fueron suficientemente hábiles como para sacar el tema de los derechos de autor. El caso es que si lo piensas, poco más se puede optimizar el proceso de hacer palomitas de maiz. Pero en norteamérica todo es posible: os presento las palomitas para microondas con bol incluído.
¿Cómo es posible que alguien llegase tan lejos como para diseñar la bolsa de palomitas de maíz y hayamos tardado años en rematar la idea? ¡Es como si todo este tiempo las palomitas de maíz hubiesen estado en «beta» y ahora por fin tenemos la versión definitiva! Ya no hay ni que manchar un bol. ¿Y qué me decís de esos agujeros de ventilación? Se nota que este es el trabajo de años de investigación en el laboratorio.
Las palomitas en sí las trajo la novia de mi cacho-carne de un viaje de trabajo a Estados Unidos (siempre hay que sacar tiempo para comprarle alguna chorradita al niño, eso lo dice la Ley Internacional de Relaciones Parejiles). Hace unas semanas las hemos visto también en un supermercado toronteño, así que lo mismo dentro de quince años están en España. Y curiosamente, esta puede ser la última bolsa de palomitas para microondas que compremos en mucho tiempo, porque ahora me ha dado por hacer palomitas en la olla, en plan tradicional. Mismo razonamiento que con el pan: si la humanidad lleva miles de años haciéndolo no puede ser tan complicado… no como lo del microondas, que se me queda la mitad de la bosa sin explotar o totalmente calcinada.
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