Dado lo mucho que he cogido aviones últimamente, he pasado por no pocos aeropuertos, y creo que ha llegado el momento de defender una vez más a la tierra patria de los dañinos comentarios de mis compatriotas… porque si has oído a los madrileños quejarse de la T4 del aeropuerto de barajas no sabes lo que han largado los calcetines.
Para empezar, y probablemente el único punto donde de verdad les voy a dar la razón a los críticos, está a tomar por saco. No a tomar por saco de Madrid, ya que tiene SU PROPIA ESTACIÓN DE METRO y te plantas en el centro de la ciudad en 40 minutos por 2€ (o menos*) en vez de tener que pagar carísimas lanzaderas o aún más carísimos taxis, sino que está lejos del resto del aeropuerto. De hecho las estaciones de metro son distintas (T1, T2 y T3 en una estación, T4 en otra) y hay otra estación de metro en medio (Barajas), así que casi podría ser otro aeropuerto.
Y de hecho, la T4 podría ser un aeropuerto completo de una ciudad más pequeña, porque es enorme, tiene siquicientas puertas de embarque, más plazas de parking que coches hay en la provincia de Soria y si me molestase en buscarlos podría ofrecer datos de vuelos operados. Es tan grande que a veces da mucha pereza, porque tardas la de Dios en ir desde el avión a la sala de equipajes (que debe de tener la superficie del Bernabeu) y a la salida.
Además, tiene un porrón de tiendas y cafeterías. Claro, porque es un sitio grotescamente grande. El truco está en buscar primero tu puerta de embarque y luego las tiendas cercanas, porque si tienes que cargar con todas tus compras de un lado a otro lo mismo te da un patatús. Y no es sólo que el edificio sea grande, no. Es que en lo que tarda un avión en llegar a la terminal desde que ha aterrizado conozco a gente que va a Bilbao en coche y vuelve.
Así que, por si no ha quedado claro, uno de los puntos fuertes de la T4 es que es de dimensiones bíblicas. El otro punto fuerte, para mí, es el diseño. Sí, se tarda la vida en ir de un lado a otro y soy el primero en quejarme, pero la estructura de una sola nave tipo establo de vacas hace que sea totalmente imposible perderte: es todo recto, para un lado o para el otro. Puede que te equivoques y tardes media hora en llegar donde quieres, pero perderte no te pierdes. Por supuesto, se nota que es un edifico moderno: amplio, luminoso, lleno de ventanales para que veas a los avioncitos… y el famoso techo. No sé si es práctico, no creo que sea barato… pero mola. Y de vez en cuando está bien hacer las cosas bien molonas para que la gente, según viene a España desde vaya usted a saber donde, diga “joer, mola”.
Aparte, este diseño tiene otra gran ventaja, y es que pasas por las tiendas duty free -que no son duty free en los vuelos dentro de Europa- antes de subir al avión y también al llegar a Madrid. Eso en mi opinión es un toque muy inteligente, que siempre hay gente que se le ha olvidado comprarle un detalle a alguien… no hablo de mí que compré en Italia pasta, pesto y risotto a la milanesa como un señor calcetín que soy, pero creo que sí incrementa las ventas de una forma muy fácil.
Bueno, y ahora que ya parece que ha quedado claro que no tengo nada personal en contra de la T4 pese a su grotesco tamaño y el hecho de que es parte de un aeropuerto y cada vez me llevo peor con estos sitios, vamos a ponerle dos pegas que hacen que siga odiando los aeropuertos pese al diseño y todo lo demás.
La primera, las zonas de fumadores. Los calcetines no fumamos y además consideramos impuro a todo aquel que se acerca un cigarrillo a los labios para llenarse los pulmones de humo, pero respetamos la estupidez de cada uno igual que exigimos a los demás que respeten a un tío que va con un calcetín en la mano haciéndose fotos. Eso sí, siempre que lo hagan sin incordiar, y para eso están las zonas de fumadores que todo el mundo respeta.
Pues bien, en la T4 hay muchas pecerillas de fumadores, lo que me parece bien porque con lo grande que es para ir a echarse un piti más de uno tendría que coger el autobús (sutil crítica al daño pulmonar causado por el tabaco y el consiguiente empeoramiento del estado de forma física, que no les permite ir andando). El problema es que a alguien se le ha olvidado cerrar las pecerillas de fumadores: no tienen techo. Sí, tienen los ciruelillos esos que se supone que eliminan todo lo malo, pero las pecerillas no tienen techo. Al parecer a nadie se le ha ocurrido que el humo pueda ser tan inteligente como para escaparse por arriba al encontrarse la puerta a la pecerilla cerrada. No es coña, que hay puerta pero no hay techo. ¿Qué si le pones techo se convierte en una jaula mortal para los fumadores? Sí, y el que no quiera entrar que no fume y no entre… ¿quieres humo? Pues toma dos tazas.
Y ahora la gran pega. La que consigue que todo lo que me gusta de la T4 se vaya a la porra. El motivo por el que deberían rodar cabezas y ser enviadas en avión a Laponia: hay WIFI, pero de pago. Además los muy perros te lo anuncian con unos globitos rojos bien graciosotes para que pienses “mira, tengo que estar dos horas muerto del asco aquí, pero me puedo conectar a Internet y pasar el rato con mi correo, los periódicos, trabajando, viendo porno…” pero luego te vas a conectar y hala, te dicen que 5 euros media hora -que ya que estamos, es caro que te cagas.
Es decir, si voy al Sturbucks y me pido un Frapuccino de fresa de tres euros, puedo quedarme sentado 4 horas conectado a la Red por la patilla. Si voy al aeropuerto, tras dejarme un riñón en comprar un billete de avión y estar obligado a estar allí dos horas antes, tengo que pagar para estar conectado media cochina (por lo del porno) hora. Y lo que más me joroba es que, si no hay Internet gratis, es porque alguien es muy tonto, porque basta con proponer a cualquier compañía que ponga WIFI a cambio de publicidad: mira, tú me pones una red abierta para todo el mundo, y en vez de cobrar 5 euros a los siete adictos que se van a conectar mientras los demás se cagan en nuestras madres, te dejo poner una pancarta del tamaño de Castilla la Nueva en el techo del edificio.
Qué simple sería todo si nos dejasen a los calcetines organizar las cosas….
*Si no tienes ningún billete de metro ni abono ni nada, son dos euros. Si tienes un metrobús de 10 viajes, cada viaje cuesta 70 céntimos y te cobran un suplemento de 1€, con lo que el viaje cuesta 1’70. Si tienes abono transportes o abono turístico, no te lo cobran.
Tengo que decir que el tema del “suplemento de aeropuerto” reconozco que me toca bastante las narices, aunque menos que en los taxis porque aquí el suplemento es 1€ y en el taxi son 5€. Sí, simplemente porque te bajas en “aeropuerto”. Al del taxi me dan ganas de decirle que no voy al “aeropuerto” sino que voy a “descampado enfrente del aeropuerto”, porque entonces legalmente ya no me lo podría cobrar, aunque luego me tengo que jugar la vida cruzando la carretera. En el caso del Metro el problema es que es muy cantoso que en la parada de en medio, la de Barajas, no haya que pagarlo…. Vamos a ver, si es zona A es zona A y punto.
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