Alguien entierra a alguien en Moncloa y nadie se entera

Pues la noticia es tal como reza el titular, y esta vez la he sacado de la Web del Ayuntamiento. Los obreros que trabajan en las obras de acondicionamiento de la zona de Moncloa se encontraron ayer, mientras trabajaban en una de las zanjas, con unos huesos que tienen pinta de ser humanos

A bote pronto es casi imposile saber nada más, aunque ayer escuché en un telediario que podían datar de la mismísima Guerra Civil. Eso nos ahorraría a todos el pensar que alguien ha sido capaz de enterrar un cadáver, en pleno centro de Madrid, a tiro de piedra de la casa del Presidente del Gobierno y sin que nadie vea nada. El problema de esta teoría es que puede avivar el debate y la tensión con el tema de la Memoria Histórica. Si es verdad que esos restos humanos llevan ahí enterrados desde la Guerra Civil, es posible que alguien decida usar la noticia de forma partidista para uno u otro lado, que si había que desenterrarlo y que si no había que desenterrarlo. Cosa que dada nuestra atmósfera política no sería raro y que probablemente diese lugar a comentarios de lo más desafortunado.

Pero hay más. Digo yo que si esos restos estaban ahí desde 1940, raro sería que no se los encontrase cuando estuvieron haciendo las obras para construir precisamente el faro. Es decir, el faro debe tener unos cimientos de cierta importancia y profundidad, con lo que todo lo que queda «al pie» debió de ser bien removido en aquél entonces. Al menos eso espero y hasta que no me lo confirmen no me subo ahí arriba, pero vamos, el hecho de que lo hayan encontrado ahora cavando una simple zanja apoya mi teoría de que eso no estaba ahí antes que el faro.

Por tanto, quedan dos opciones, dando por sentado que lo que ha primera vista sí se ve es que los huesos son de una persona y no de un perro al que alguien decidió dar entierro en un sitio apacible en vez de en la maceta de los gernaios: O estos restos forman parte de una macabra historia más reciente, o estos restos realmente datan de la Guerra Civil pero alguien los ha trasladado después, lo que bien pensado resulta mucho más macabro.


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