Tengo que reconocer que, como calcetín que soy, flipé bastante cuando me enteré de que un compañero de clase, Pau, se iba a ir este verano a Mongolia. No es sólo que me parezca un destino extraño para irse a pasar el rato, y que esté a tomar por saco… es la forma y los motivos que acompañan al viaje: el sábado se sube a un coche en mitad de Madrid para llegar hasta Ulan Bator, participando en un rally benéfico. Eso son unos 13 kilómetros, pero multiplicado por mil. Olé por Pau. Así que voy a contaros un poco de qué va esto y a pedir vuestro apoyo para su equipo, el Death Proof Terra.
El Rally en cuestión se llama Mongol Rally, y podéis encontrar toda la información al respecto en esta Web Oficial. El primer rally oficial se hizo en 2004, y desde entonces no han sido pocos los enfermos mentales con ganas de mirar a la muerte cara a cara (eh, con un fin solidario) que han tenido los santos huevos de coger un coche de menos de 1000 cc. (y, por lo que yo he visto, un poco tartana), e irse desde Londres, Madrid o Milán hasta Ulan Bator. La propia organización calcula que el viaje dura entre tres y cuatro semanas, y cada equipo tiene que conseguir recaudar unos 1.500 euros para donarlos a diversas ONG.
Además, según las normas, los coches deben tener poco valor de mercado o simplemente resultar simpáticos. Como ejemplo se da una furgoneta de helados. Hay que estar muy mal de la cabeza para proponer a alguien que cruce medio mundo soportando la maldita cancioncilla de la furgoneta de helados. Para ser exactos, Pau y su compañero se me van a cruzar España, Francia, Alemania, República Checa, Eslovenia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Turquía, Irán, Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán, China y Mongolia subidos en un Citroën Saxo; y luego se vuelven como la suerte provea. Han calculado que necesitan unos 10.320 Euros para poder aspirar a sobrevivir, y a día de hoy, lo que son 2 días para la salida, aún están mendigando para asegurarse comer y esas pequeñas cosas. Olé por Pau.
Pero para Pau esto no era suficiente. Pau ha aprendido las técnicas de supervivencia más inverosímiles, y todo lo que no suponga equiparar su capacidad para sobrevivir a la de las cucarachas (suena mal, pero es un halago, que las cucas aguantaron Chernobil) le parece un juego de niños. Así que una vez tenía previsto pasarse tres semanas en el reducido espacio del Saxo recorriendo el desierto del Gobi (no es exageración, está en su ruta), Pau pensó que la situación no era suficientemente jodida para él, y tuvo otra idea solidaria: reducir el espacio vital dentro del coche a base de llenarlo de juguetes para dárselos a los niños de todos esos países. Y la verdad es que la idea nos gustó a todos, y el domingo pasado le dejamos el maletero de un Volkswagen Passat lleno de balones, muñecos, peluches y demás juguetes. El maletero del Passat es más grande que todo el Citroën Saxo. Olé por Pau.
Así que el sábado empieza la gran aventura. Aparte de ser un tema solidario y loco, tengo que reconocer que me imagino siendo el primer calcetín con el que hablan muchos seres humanos, y me muero de envidia por no ir. Para saber hasta dónde sobreviven, puedes visitar tanto su blog oficial del Mongol Rally como su blog no oficial, donde puedes leer los arreglos que le han ido haciendo al coche o cómo la idea original de llevar una Terra (de ahí el nombre del equipo) se vio truncada por un siniestro total nada más comprarla.
Ojo, no sé si conseguirán actualizar en ruta… puede que sí, puede que no, puede que les hayan secuestrado, que se hayan estampado, que estén perdidos en el desierto… Olé por Pau y por el otro integrante del Death Proof Terra, Adrián, a quien no conozco pero admiro igualmente.
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