Una de las ventajas de pasar mucho tiempo por países de habla inglesa es que, a no ser que te vaya aburrirte, acabas siendo capaz de ver las pelis en versión original y leer libros sin traducir. Aunque sea porque llega un momento en que se te acaban los libros en español que te llevas y no te queda otra que ir a la estantería de la casa en que estás y coger algo. O pedirle a alguien que te aconseje un libro chachi, como hago yo.
Así es como una buena mañana en Vermont me dejaron un libro, The Kite Runner, diciéndome que era bueno rebueno y que habían hecho también una peli de lo bueno que era. Ojo, que eso no significa nada que en Hollywood hacen pelis de libros ñordas cada día. Por ejemplo, si me dicen que la historia va de robots asesinos y que hay una peli, pues paso. Pero si me dicen que la novela es una conmovedora historia sobre Afganistán, pues asumo que las productoras de Hollywood ni se molestan a no ser que la historia sea realmente buena. Y esta vez no me equivoqué.
Para empezar, mientras iba leyendo The Kite Runner me di cuenta de que no sé absolutamente nada de Afganistán que no tenga que ver con guerra y tíos malos con barbas grises despeluchadas. Esta historia empieza antes de la guerra con Rusia –yo al menos sí sabía que hubo una guerra con Rusia- y termina después del 11-S, y cuenta la historia de un chico en una familia normal. Así me he hecho a la idea de cómo es la vida tradicional afgana más allá de los talibanes y las guerras, y me ha encantado conocer más sobre toda esa cultura desde un punto de vista cercano y amigable. Y, aunque me avergüence, tengo que reconocer que me sorprendió saber que los niños eran niños jugando en las calles y la gente iba al mercado y al cine y hacían fiestas, porque insisto en que todo lo que me han contado siempre de Afganistán es que es un desierto donde todo el mundo es muy cruel.
El lado malo del libro es que la historia tiene un toque bastante deprimente. Por ejemplo, las cien primeras páginas te están diciendo que pasó algo muy malo. Y según se acerca el momento de contártelo, te van metiendo en la cabeza que es realmente horrible. Y llega el momento que llevas cien páginas esperando para saber qué era tan horrible, y de repente por fin ocurre y no puedes dejar de leer porque te mata la curiosidad, pero también es cierto que yo ese día dejé de leer ahí porque me quedé fatal. Todo el libro sigue esa línea deprimentilla, pero está francamente bien escrito (al menos en inglés, ojo, que luego con la traducción lo mismo es caca) y no puedes dejar de leer.
Así que un libro muy recomendable, no sólo por lo interesante de la historia y lo bien escrito que está, sino porque es genial para conocer la vida y la mentalidad de una cultura que en los últimos años se ha hecho famosa por el odio, la guerra, la muerte… cosas que se nos han metido en la cabeza y han hecho que prejuzguemos a todo un pueblo que no tiene nada que ver con todo eso.
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