Durante las últimas dos semanas he descubierto una tara enorme de los holandeses: no les gusta el baloncesto. Quizá un poco la NBA, pero del baloncesto europeo pasan mucho. En los últimos veinte años lo había sospechado, y me había venido importando un pimiento. Pero claro, en estas últimas dos semanas se ha jugado el Eurobasket, y además en Madrid, lo que significa que de haber estado en mi tierra patria habría podido ser voluntario y zamparme todos y cada uno de los partidos en directo.
Así que llevo dos semanas leyendo periódicos españoles cada día para ver qué ha pasado, e incluso vi (muy malamente) uno de los partidos gracias a Internet. Pero hoy no bastaba con irse a dormir y esperar a ver mañana en los periódicos el resultado. Hoy había que verlo, aunque fuese lejos del sofá de casa, de las pipas, de la familia. Aunque fuese otra vez a través de Internet, sin distinguir a los jugadores cuando se movían rápido y aunque no pudiese leerse bien el marcador. Y lo hemos hecho. Gracias otra vez a nuestro hombre para todo, nos hemos juntado unos cuantos españolitos en un pequeño piso sin estar nadie invitado. Gente y calcetines sentados por el suelo, todos intentando descifrar qué pasaba en cada jugada, rezando porque el Internet no se cayese y nos dejase en bragas en mitad de la final.
Así hemos ido viendo cómo España empezaba muy fuerte, jugando muy rápido y anotando muy fácil, mientras Rusia se iba quedando atrás. Internet aguantaba como un campeón, aunque por si no ha quedado suficientemente claro eso no es forma de ver baloncesto (malísima definición, la imagen se para de vez en cuando…), y poco a poco la mayor parte del grupo estaba dejando de prestar la debida atención al magno evento, porque tenía cierto olorcillo a victoria.
Llegados al comentario de “Jennifer López tiene el culo operado” he tenido que imponerme como calcetín que soy, con lo que todos hemos visto cómo España se atascaba, cómo Rusia se aprovechaba e iba recortando puntos en el marcador. Entonces ha llegado el último minuto y España se ha atascado del todo, ha perdido dos balones fundamentales y Rusia se ha puesto un puntito arriba a falta de dos segundos para terminar el partido. Y hemos tenido la opción. Gasol (que hoy ha hecho un partido bastante malo, la verdad) ha tenido un tiro final que, por alguna razón incomprensible, se ha salido de dentro.
Así que hoy es el primer día que estoy de bajona desde que vivo en La Haya. Sé que somos campeones del mundo. Sé que ser subcampeones de Europa es un resultado muy bueno. Pero, como todas las platas, sabe a “casi lo conseguimos, pero no”.
Aún así, este es el deporte más maravilloso que existe. Espero conseguir que los holandeses lo entiendan, y dejen de hablarme del Real Madrid o de Ronaldinho, y me hablen alguna vez de Javi Mendiburu.
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