Normalmente los problemas con la aduana se tienen cuando intentas entrar en un país. No creo que le pille de sorpresa a nadie, y nosotros ya hemos pasado por la experiencia unas cuantas veces y tenemos bastante asumido que aún nos queda más de un mal trago en la aduana. Pero este año el departamento de inmigración de Estados Unidos ha marcado un nuevo récord en la escala del absurdo.
Todo empezó el día que recibimos la noticia de que mi cacho-carne había sido aprobado como permanent resident en Canadá, porque teníamos que salir del país y volver a entrar para terminar el proceso. Como España queda muy lejos (sobre todo cuanto a costes del viaje) decidimos pasar un fin de semana en Estados Unidos y aprovechar a hacer unas compritas en los outlets de Buffalo (que como ya os conté está bastante muerta y sólo merece la pena por las alitas de pollo).
Como era de esperar, al entrar en Estados Unidos tuvimos que pagar por el Visa Waiver, ese cartoncillo verde (oficialmente formulario I-94W) que los estadounidenses nos grapan en el pasaporte a los que no necesitamos pedir un visado para ir de turistas. Normalmente alguien de uniforme te quita el I-94W cuando sales de Estados Unidos, pero como dura tres meses si sales del país por tierra tienes la opción de quedártelo por si vas a volver, para ahorrarte el interrogatorio y unos dolarcillos. Después de un año sin un trabajo serio os podéis imaginar que mi cacho-carne se aferra a la posibilidad de ahorrarse doce cochinos dólares como un político a la posibilidad de robar doce cochinos dólares, así que nos quedamos con el I-94W pensando en ir a visitar a su tía antes de que caducase.
Ahora empieza el lío. No hemos podido ir a Estados Unidos en estos meses, así que no hemos podido devolver el I-94W y resulta que eso es un problema bastante serio. No os dejéis engañar por todo el rollo del pasaporte digitalizado (obligatorio para entrar en el Estados Unidos), la webcam y la máquina de sacarte las huellas digitales en el mismo momento en que cruzas la frontera, que hasta que un oficial no quita el cartoncillo verde grapado a tu pasaporte sigues oficialmente en Estados Unidos. Tal como suena. Así que te hacen responsable de devolverles el I-94W y te avisan de que si no lo haces la próxima vez que quieras entrar lo mismo te dan un poco por saco. Es decir, más de lo habitual. Así que nos ha dado por hacer las cosas bien esta vez.
Cuando nos preguntaron al volver a Canadá si quitaban el I-94W o lo dejaban la señora nos explicó que, como vivimos en Toronto, si al final no volvíamos a pasar por la aduana podíamos devolverlo en el Consulado o en el aeropuerto. Así que lo primero que hice fue llamar al Consulado de los Estados Unidos de América en Toronto, porque está bastante cerca de casa, para preguntar cómo hacer el trámite. Por desgracia me tocó una chica con voz de muy novata y además bastante incompetente. Me costó cinco minutos que entendiese el concepto «tengo que devolver este papel, ¿cómo lo hago?», luego se pasó diez minutos buscando la solución y, como no conseguía encontrarla, me dejó en espera otros cinco minutos mientras se iba a preguntar a su superior…. que no sé si la mandó a la mierda o si es igual de incompetente, porque esta es la conversación que tuvimos a su regreso:
Chica Incompetente: Disculpe, ¿sigue ahí?
Mi Cacho-Carne: Sí.
CI: Lo siento pero nosotros no tenemos más información sobre este tema. Tiene que mirar en la web http://usvisa-info.com/ y ahí, escogiendo su país, encontrará la información que busca.
MCC: Disculpe, pero es que me han dicho en la aduana que puedo devolver el papel en el Consulado o en el aeropuerto, ¿no me puede decir directamente cómo hacerlo?
CI: No, lo siento, de verdad que nosotros no tenemos más información sobre esto. ¿Puedo ayudarle en alguna otra cosa?
MCC: Pues no creo…
Miré la web que me había dado y acabé bastante mosqueado porque, como podéis comprobar, España ni siquiera es una opción entre los países a escoger. Así que opté por la segunda opción: el aeropuerto. Tardé unos quince minutos en encontrar el número de la oficina de inmigración de Estados Unidos en el aeropuerto Toronto Pearson (supongo que la chica habría tardado un mes), pero resultó mucho más efectivo. En un minuto un oficial de inmigración que por la voz yo me imagino negro, calvo, con chaleco antibalas siempre puesto y con bastante mala hostia me dijo que podía dejar mi I-94W directamente en el Consulado. Obviamente me fié más de su vozarrón que de la telefonista del Consulado que me aseguraba que ellos no saben nada del asunto.
Contento de haber encontrado la solución me fui al Consulado a la mañana siguiente, y lo gracioso es que no llegué a entrar. Le dije al señor con chaleco antibalas y arma de fuego de la puerta lo que tenía que hacer y me mandó a la ventanilla de la misma puerta, donde yo pensaba que cogerían mi I-94W directamente… pero lo que hicieron fue darme una fotocopia con las instrucciones para devolverlo. Estaba jodido por no haber terminado con el asunto todavía, pero aún más jodido porque la telefonista me dijese que de verdad no tenían más información sobre el tema cuando hasta el pringao de la puerta tiene una pila de hojas con las instrucciones.
Pero ahora viene lo mejor de todo, las instrucciones en sí mismas. Estamos hablando de un país donde básicamente te fichan según entras para tenerte en su base de datos moderna que te cagas, aunque entres por un pueblo perdido en la nieve entre Canadá y Alaska. Sin embargo, para demostrar que has salido del país no existe otra opción devolverles el cartoncillo verde, y si no lo dejas en la aduana tienes que enviárselo por correo postal a una oficina de inmigración en Kentucky junto con documentos que prueben que has salido de Estados Unidos (cita con el médico, asistencia a conferencias, etc.). No, estar en la puerta del Consulado de los Estados Unidos de América en Toronto o en cualquier otra ciudad fuera de Estados Unidos no prueba que no estés trabajando de ilegal en una granja de Wisconsin.
Yo ya estaba pensando qué demonios mandarles cuando la novia de mi cacho-carne se sacó de la memoria una coletilla de la aduanera que nos dijo que podíamos devolver el papelito en el aeropuerto: «pero dáselo a inmigración de Canadá, los estadounidenses se negarán a cogerlo». Y ahí podía estar el truco para hackear Matrix. Ni siquiera teníamos que meternos el viaje de hora y media para ir al Toronto Pearson, porque dentro de Toronto hay un aeropuerto enano (el Billy Bishop) que como tiene tráfico con Estados Unidos tiene que tener alguien de inmigración por ahí.
En cuanto llegamos al Billy Bishop mi cacho-carne buscó a una persona uniformada a la que preguntar. La primera que nos cruzamos resultó ser una señora bastante mayor de la sección de transfers que en cuanto oyó la palabra visado nos mandó a los mostradores de facturación, como si fuese eso la embajada. Como la otra opción era intentar pasar por los arcos de seguridad para hablar con los señores de uniforme del otro lado, pero precisamente ese día lo único que llevaba mi cacho-carne en la mochila eran unos patines de hockey sobre hielo, fuimos al mostrador de facturación a preguntar para evitar acabar en el calabozo. Como era de esperar el chico del mostrador no tenía ni idea de lo que estábamos contándole y se negó siquiera a tocar el pasaporte, pero mi cacho-carne insistó en que tenía que darle el I-94W a alguien de inmigración de Canadá y entonces el chico nos contó que la oficina estaba en el piso de abajo, que era un poco difícil de encontrar pero que estaba ahí.
Bajamos las escaleras a toda leche y, como efectivamente la oficina de inmigración no está a primera vista, le preguntamos a la primera persona que vimos con pinta de trabajar en el aeropuerto y no de estar volviendo de una reunión de negocios en Nueva York. Por desgracia resultó ser otra señora mayor con ganas de estupefactarnos, y lo que contestó fue que «está en ese pasillo, pero tú no puedes entrar ahí… pero los de inmigración pasan por aquí de vez en cuando, así que tienes que quedarte esperando a que pase alguien». Como podéis imaginar la señora aún estaba hablando cuando mi cacho-carne ya enfilaba el pasillo prohibido, y ahí estaba la puerta con el cartel de Servicios de Inmigración de Canadá.
Más que una oficina de inmigración de un país del G-8 parece una casa de empeño del barrio más chungo de Birmania: poco más grande que un armario, con ventanillas totalmente acristaladas y absolutamente nadie para atendernos. Lo único que hay son dos sillas para sentarse a esperar y una pequeña estantería con folletos sobre cómo importar yate a Canadá… y un teléfono con una nota pegada que dice «para asistencia, marca el 3002». Siento no tener una foto del momento, pero estaba demasiado ocupado pensando en si esperar a que me llamase el psicópata de turno o directamente salir corriendo.
Al final me decidí a llamar, expliqué que lo que quería era devolver el cartoncillo y una voz de señora dijo «¿El I-94W? Ahora voy». Al minuto se abrió una puerta y la señora con la que había hablado apareció por ella. Abrió una de las ventanillas, cogió el pasaporte y con la simpleza de arrancar un papel de mi pasaporte sacó a mi cacho-carne de Estados Unidos de manera oficial. Menos mal que el Visa Waiver estaba sin caducar, porque si no el lío habría sido aún mayor… ahora lo único raro es que oficialmente la semana pasada estaba por ahí abajo de visita.
Así que ya lo sabéis. Dejad de preocuparos tanto por si os van a dejar entrar en Estados Unidos con todos esos chorizos y jamones en la maleta y empezad a preocuparos de cómo salir del país, burocráticamente hablando.
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