Canoe-camping: la aventura de los portages

Imaginad que es viernes por la noche, estáis tirados en la cama viendo una peli y de repente os llaman para deciros que necesitan una persona más para irse de camping el fin de semana, con el único requisito de poder escaquearse de hacer cosas el lunes. ¿A que sería una suerte ser un parásito social justo en ese momento? Pues es precisamente lo que le pasó a mi cacho-carne hace un mes y lo que nos ha permitido probar el canoe-camping, una experiencia típica canadiense y que mola un montón (sobre todo cuando te lo dan todo hecho y organizado, para qué nos vamos a engañar).

El primer día nos lo tomamos con calma. Llegamos al parking-embarcadero del Kawartha Highlands Provincial Park, donde te registras y cambias el coche por un par de canoas, equilibramos el equipaje para no hundirnos y que nada se mojase demasiado y empezamos a remar. Para los que no habéis sido indios canadienses, resulta que remar tiene más intríngulis de lo que parece, como ejemplifica a la perfección el famoso j-stroke, una técnica de remo que viene a ser la manera de dirigir la canoa a izquierda o derecha independientemente del lado por el que estés remando. Además hay que meter la cantidad justa de remo en el agua, coger el remo por los sitios adecuados, sacarlo del agua en el momento adecuado… e incluso “sentarse” de forma adecuada, que básicamente es ir de rodillas (dolorosísimo y se te duermen las piernas. Vaya, que yo iba sentado).

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Vale, el primer día también tuvimos tiempo para hacer un poco el chorra…

Y digo que nos lo tomamos con calma porque las casi dos horas de remo que tardamos en llegar a nuestro camp-site nos parecieron suficiente, contando con que había que descargar las canoas y montar las tiendas de campaña. Así que el resto del día lo pasamos jugando con una baraja siciliana (muy parecida a la baraja española) a la scopa (casi igual que la escoba de toda la vida) en nuestro pedacito de bosque a la orilla del lago.

Hablando de nuestro pedacito de bosque, la verdad es que la paz en estos parques canadienses es absoluta, y eso que como el parque es muy reciente a lo largo del lago hay varias casas y justo en frente de nosotros en la otra orilla había cuatro… pero no se oía un ruido ni se veían más que un par de luces. Es posible que muchas estuviesen vacías estando ya casi en otoño, porque quiero pensar que son más residencias de verano que otra cosa, que a veinte minutos en lancha de la carretera más cercana, sin cobertura, sin cables de electricidad y muchas con el cuarto de baño en una caseta fuera de la casa (que cuando la temperatura máxima son -6ºC debe ser toda una experiencia) no me parecen ideales para el invierno de estas tierras.

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La parte fundamental del canoe-camping, por si no habíais caído.

Pero vamos al turrón, que fue el día siguiente. Como buenos domingueros preparamos nuestra excursión a la luz de la hoguera, y con un mapa y nuestra amplia experiencia en canoeing calculamos que la ruta corta nos llevaría unas tres horas pero que podíamos alargarla con un par de desvíos. Y no, no me voy a hacer el misterioso: como no teníamos ni idea de lo puñetero que puede ser un portage tardamos seis horas en hacer la ruta corta, y menos mal que nos llevamos comida y un purificador de agua para beber del lago porque si no lo que ahora contamos como una aventurilla no habría tenido tanta gracia.

De nuevo para los que no habéis sido indios canadienses antes, un portage es la práctica de llevar una embarcación o carga sobre tierra para salvar un obstáculo en un río, y por extensión también es un portage el sitio donde tienes que hacer semejante cosa. Pueden ser veinte pasos prácticamente llanos, doscientos metros en cuesta o un kilómetro y medio a través del bosque (el mapa debería decirte la distancia, y tú intuir lo demás), y el primer reto es encontrar el camino que aunque está marcado no siempre es sencillo, sobre todo atinar con el principio cuando estás en medio del lago. La canoa puede cargarla uno sólo, pero me pareció algo bastante doloroso porque todo el peso se lleva en el cuello (ojo, los canadienses de pura cepa lo hacen sin mucho problema). Con dos personas no es que sea mucho menos doloroso, pero es más asequible. Pero ojo, no os olvidéis de que también hay que llevar el equipo y lo mismo hay que hacer varios viajes.

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Ésta es la vista idílica de un portage

Pues bien, precisamente los portages son los que convirtieron nuestra excursioncilla en un capítulo de El último superviviente. El primero que hicimos fueron apenas veinte metros, justo después de una zona más densa (más vegetación, aguas más bajas, más bancos de barro…) y justo antes de una zona de rocas que nos obligó a meter el pie en el agua y empujar la canoa. El segundo fue un poco más largo pero bastante asequible. Pero entonces vino el tercero, el de kilómetro y medio por el bosque, y ese es el que nos hundió la moral y nos hizo darnos cuenta de dónde nos estábamos metiendo. Lo peor de ese era ir pensando que aún nos quedaban otros tres pasos: uno corto pero cuesta arriba totalmente, otro en una zona pantanosa donde también hubo que mojarse los pies (y donde casi gritamos el “hombre al agua” un par de veces) y otro al que llegamos en modo berserker y nos habría dado igual que fuese el Everest, que sólo queríamos llegar a nuestro campamento y descansar.

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Así se vive un lunes por la mañana temprano en la naturaleza. Como que pinta mejor que el metro y el atasco, ¿no?

Pero no me malinterpretéis: yo ya estoy deseando hacer canoe-camping otra vez. Las vistas que tienes mientras estás remando, la tranquilidad y el silencio que se respira en mitad del lago, pasar sobre las presas de los castores, el ejercicio y la sensación de aventura, todo junto hace que la experiencia sea genial, y si te pescas tu propia cena ya te debes de sentir el amo. Además, como hay menos gente y los campamentos están muy separados unos de otros (como en otra isla) te sientes de verdad en la naturaleza salvaje. Sobre todo cuando vas al baño.


Comentarios

2 respuestas a «Canoe-camping: la aventura de los portages»

  1. Por supuesto que repito! Lo que pasa es que hasta dentro de varios meses no se me ocurre, que aquí ya empieza a hacer fresquete y en ese viaje ya estaba durmiendo con dos sacos de dormir, ajjaaj.

  2. A ver si ahora puedo comentar que en los últimos post no me ha dejado 🙁

    Esto del canoe camping tiene que estar genial!! Sí, sí, a pesar de lo duro de los portages. Qué envidia me das, de verdad te lo digo!! Está claro que tú repites seguro, no? Las 4 fotos del principio y la última son geniales (cada una a su manera, claro)

    Un beso!

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