Una de las cosas que más me ha impresionado siempre de la novia de mi cacho-carne es su constancia para mirar la previsión meteorológica cada mañana. Es algo a lo que yo nunca le he prestado mucha atención, porque en Madrid la cosa es bastante sencilla: en invierno hace “frío”, en primavera calorcito, en verano un calor que te mueres y en otoño algo de rasca. Con mirar el calendario y acordarte del día que hizo ayer tienes suficiente para escoger entre las botas térmicas con crampones, deportivas o chanclas de dedo; y lo peor que te puede pasar es que llueva (aunque por lo que parece en Madrid eso no es un problema este año…). Y si tienes dudas sacas una mano por la ventana y todo resuelto.
En Canadá, y por mi experiencia calcetinal diría que sobre todo en Toronto, el tiempo es una incógnita. Y lo digo tras haber vivido en Holanda y haber visto en la misma mañana sol, lluvia, nieve, granizo y hasta el arcoiris, y haber salido por la noche con una sudadera. En Holanda sabías que iba a llover en algún momento dado, pero la temperatura era por lo general estable y por tanto tampoco hacía mucha falta mirar el tiempo que iba a hacer.
Pero como iba diciendo, en Toronto mirar el tiempo cada mañana es absolutamente imprescindible. No sólo para poder poner en el Facebook que “hoy hace -30ºC, te cagas!!”, que ya es razón más que suficiente, sino porque de un día a otro puede haber una diferencia de 35ºC: la semana pasada estábamos a las seis de la tarde en una terracita tomando una cerveza (y echando de menos las tapas) porque había 25ºC, y esta mañana la novia de mi cacho-carne nos ha anunciado una sensación térmica de -8ºC. Vaya, que hay que tener siempre a mano el pantalón corto y el plumas.
Así que poco a poco me voy acostumbrando a consultar la información meteorológica antes de pisar la calle, no se me vaya a congelar la nariz o me vaya a asar como un pollo. El problema al que no le veo solución es cuando alguien viene de visita y pregunta ¿qué tiempo hace? ¿qué ropa me llevo?Pues mira, todo lo que te quepa y dos botellas de ron que aquí está muy caro.
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