–>Pues sí, ahora que el tema taurino está tan de moda (sobre todo en Cataluña) he decidido sacar a la luz esta entrada que llevo tiempo rumiando, nunca mejor dicho. Y antes de empezar quiero dejar muy clara mi posición en esta polémica, antes de que se me malinterprete: es una gran tradición de nuestro país (bien, hay que conservarlo), pero se basa en torturar a un animal hasta que se muere (mal, hace tiempo que deberíamos haber acabado con ello). Y entre lo uno y lo otro, para mí, gana lo de no torturar al toro, y aunque entiendo que es un tema difícil de tratar no hay que olvidar que quemar a las “brujas” también era una tradición muy nuestra y también lo dejamos.
El toro Ratón es un pobre animal que vivía tan a gusto en la dehesa hasta que un día empezaron a llevarle a las fiestas de los pueblos valencianos, haciéndole para participar en los bous al carrer (que se traduce por toros a la calle). Hasta donde yo sé, esto incluyendo bellas tradiciones como intentar vacilar al animal en una plaza de toros llena de obstáculos, los “toros embolados” (lo mismo pero poniendo bengalas en los cuernos del toro) y básicamente cualquier tipo de encierro popular y multitudinario.
Desde el principio Ratón demostró ser más inteligente (según unos) y tener más mala uva (según otros) que los demás toros. Como dice su orgulloso ganadero en este artículo de El Mundo, Ratón es el toro más listo que he visto. Ahora que ya no tiene la agilidad de hace unos años, demuestra su inteligencia cada día. Su objetivo es coger y para ello amaga ir a un lado para luego ir hacia el otro, salta determinadas barreras en vez de perder tiempo rodeándolas o se hace el despistado para que los mozos se confíen y cuando tiene la presa cerca, se arranca a por ella. Vaya, que cuando sale a la plaza se lleva a más gente por delante, porque es un toro al que no le gusta que le toquen los huevos colganderos.
Lo curioso es que la gente, en vez de cagarse en el puto toro que cada dos por tres manda a alguien al hospital (jorobando toda la fiesta, normalmente), va y le adora. Hasta el punto de que su caché ha llegado a multiplicar por nueve el de un toro cualquiera y los Ayuntamientos se pelean por llevarle a sus plazas. Tal es la demanda (y tal pastizal le han ofrecido al ganadero, imagino) que aunque el año pasado aseguró que Ratón se retiraba, este año ha vuelto. No sólo ha vuelto, sino que (agarráos los machos) están planteándose clonar al toro Ratón, y además incluso quieren que lo pague el Gobierno (la Generalitat Valenciana), porque el negocio de los ganaderos está muy mal y necesitan una subvención o algo.
Así que a la mierda la investigación para acabar con enfermedades mortales para el hombre, que si para algo sirven el avance de la ciencia y los fondos públicos es para no quedarnos sin un toro que ha mandado al hospital a decenas de personas. Desde el punto de vista económico la cosa es aún mejor: primero 30.000 euros en clonar a una máquina de cornear personas y luego otro pastizal en hospitales para intentar arreglar el resultado de que un toro te llene el cuerpo de cornadas.
En resumen, da la impresión de que a la gente lo que le gusta no es la fiesta, la cultura y la tradición, sino el morbo de pensar que alguno de los presentes va a salir de la plaza con los pies por delante (y la sangre por fuera). Porque digo yo que para la fiesta vale un toro que mate menos, y si me apuras incluso una buena vaquilla puede ser suficiente para pasar un buen rato al estilo tradicional. Es un poco como la Fórmula 1, que la mitad de la gente la pone en la tele por si tiene suerte y ve un accidente.
Y todo esto me hace preguntarme no por la estupidez humana, que queda sobradamente demostrada en el hecho de que un pueblo se gaste el dinero de los impuestos para ver si alguno de los conciudadanos se queda tieso en la plaza, sino por los valores de las masas. La cultura, la tradición o la competitividad no tienen nada que hacer ante el morbo de ver a otros sufrir.
A veces, me alegro de ser un calcetín.
Edito: El toro Ratón murió en marzo de 2013. Que se sepa, sin haber sido clonado.
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