La semana pasada viví uno de esos momentos que para mí son tan maravillosos. Me metí en la página del diario 20minutos y me encontré con una noticia sobre el porno. Es decir, una noticia hablando sobre la problemática de la industria del porno, no una entrevista con una pornstar para subir la audiencia o una noticia sobre lo pervertida que es la gente. Además, esta noticia es el primer documento que leo sobre una posible debacle del porno.
Hasta ahora nunca había pensado que algo no relacionado con leyes o religión pudiese hacer temblar una industria tan poderosa que no teme el pirateo, que fue una de las causas de que VHS se impusiese a BETA y que, años después, haya hecho que Toshiba desista de su bonito sueño HD-DVD escogiendo la tecnología Blue Ray. Una industria a la que respeto por todo ello, por hacer una cantidad de dinero ingente en épocas de crisis o bonanza económica, de guerra o de paz, de moralismo o de libertinaje… una industria por la que yo sí pagaría gustosamente el canon de la SGAE pero que es tan poderosa que pasa del canon (así que… que le den a la SGAE).
¿Y qué demoniaca cosa está haciéndole tanto daño a nuestro querido porno? Pues las redes sociales. Según el titular de la noticia, el éxito de cosas tan tontas como Facebook y Tuenti está quitándole visitas a las web pornográficas. Según un tal Bill Tancer, al que el periódico presenta como un gurú de Internet , «conforme ha aumentado el tráfico de las redes, las visitas a las páginas porno han decrecido».
Esto significa que parece haber una relación directa: más facebook=menos porno. Resulta inquietante porque, por si no os habéis dado cuenta, ambas cosas sirven para cosas TOTALMENTE distintas. Al menos en el caso de los calcetines y espero que en el de la mayoría de los humanos. Ahora ¿cómo voy a mirar a la cara a la gente que deja comentarios en mi perfil de Facebook o en mis fotos? No es que no me sienta halagado, pero no me va nada este rollo. Estoy pensando en poner una norma: por cada comentario que dejes tienes que dejar un enlace porno. Así obligo a la gente a no perder las buenas costumbres y me siento más protegido.
Pero reconozco que no todo es negativo. Sí me gusta pensar que los chavales prefieren el contacto humano y las relaciones con gente de su especie que pasarse la vida en casa con un montón de kleenex. Además, el porno no deja de ser un sustito del sexo en vivo y en directo, y si te lo curras en las redes sociales con un avatar en el que salgas guapete y unos cuantos comentarios graciosos el resultado final puede ser mucho mejor…. aunque la «descarga» lleve mucho más tiempo.
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