Toda persona que va al colegio en España tiene, antes o después, algún contacto con el Quijote. A mí personalmente me lo impusieron una vez en primaria, donde leímos un par de capítulos de los archifamosos y luego hicimos un dibujo; y otra vez en el bachillerato, donde también leímos varios capítulos pero luego en vez de un dibujo nos cascaron un examen como Dios manda. También en el bachillerato hicimos una visita a Alcalá de Henares, con parada obligatoria en la casa de Cervantes y sin llevarnos de tapas ni nada.
El caso es que, por eso de ser una obra cumbre de la literatura universal, el libro traducido a más idiomas después de la Biblia y todo eso, a todos los españolitos nos lo meten a capón en el plan de estudios. Y aun entendiendo que es un libro que se debe estudiar, la verdad es que no tiene sentido esperar que un niño se trague semejante tocho de miles de páginas en castellano antiguo. No es sólo que no lo vaya a entender, es que probablemente va a aborrecer la idea de volver a tocar el libro y se va a escudar en el «lo leímos en el colegio» para no leérselo en su vida. Y eso está muy mal, porque lo que conseguimos es que ni el 10% de los españoles se hayan leído entero el libro más importante de la literatura castellana.
Así que a mí el año pasado se me puso en la cabeza leerme el Quijote de cabo a rabo, por aquello de hacer patria y poder mirar por encima del hombro a todos los que no os lo habéis leído. Y me siento como si hubiese descifrado Matrix, porque resulta que si te lees el Quijote a tu ritmo, sin tener que preocuparte de leértelo entero en dos semanas ni de sabértelo todo para el día del examen, es un libro de aventuras entretenido y divertido.
Además, Cervantes se marca unos recursos literarios que todavía hoy en día nos parecerían el no va más: el libro está escrito como si alguien hubiese encontrado los apuntes que hizo un historiador moro (Cide Hamete Benengeli) sobre un personaje histórico (Don Quijote), y en la segunda parte Don Quijote y Sancho saben que se ha escrito ese libro sobre ellos. De hecho, se enteran de que el libro es tremendamente popular, hasta el punto de que alguien ha escrito una falsa segunda parte con historias inventadas sobre ellos dos.
La gracia está en que el Quijote de Cervantes de verdad fue tremendamente popular, y de verdad llegó el típico listo (con el pseudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda) y sacó una segunda parte para forrarse a costa de los personajes de Cervantes. Lo que pasa es que Cervantes no necesitaba de SGAES ni memeces para defenderse, y en la auténtica segunda parte del Quijote aprovecha ese juego del historiador Cide Hamete para darle al supuesto Avellaneda lo que viene siendo un ¡Zas! en toda la boca como no he visto yo en mi vida. Y eso dentro de un libro que básicamente es un rapapolvo constante a la literatura fantástica, ojo, que Cervantes sería manco pero repartía como un ninja.
También tengo que decir que, salvo ese tema, la segunda parte del Quijote me parece bastante más floja que la primera. Simplemente porque las aventuras, en vez de ser berenjenales en los que se meten Quijote y Sancho por estar locos, son en su mayoría bromas que les gastan personajes que saben que Don Quijote está loco porque se han leído el primer libro. Que no es que sea poco entretenido, ojo, pero que no está al nivel de la primera parte.
En cualquier caso: que os lo leáis, que os va a gustar. Además está lleno de historias que forman parte de la cultura popular española que vais a reconocer en seguida, y también vais a ver el origen de un sin fin de expresiones que se utilizan casi a diario. Eso sí, una de mis favoritas, la de «Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos», resulta que no es del Quijote sino una versión de una cita de, atención, Goethe.
Y que en pleno siglo XXI no hay excusas: El Quijote es un libro de dominio universal así que te lo puedes descargar gratis de donde quieras de forma totalmente legal, y leértelo en el tiempo que te haga falta (yo he tardado meses, leyendo casi exclusivamente en los viajes en metro al trabajo). Para ver si os tienta a alguno aquí os dejo un enlace para descargar el Quijote en ebook. Es exactamente la misma edición que me he leído yo, que no es perfecta (hay algunas erratas) pero que de las que estuve mirando es la que me ha parecido más «pura» y con menos tonterías añadidas, y funciona perfectamente en el libro electrónico.
¿Alguno más que se lo haya leído? Que necesito gente para convertir los comentarios de este artículo en un debate bien literario y pedante.
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