Jorge Salán es sin duda un guitarrista excepcional. Tanto su carrera en solitario como su paso por Mägo de Oz demuestran una aptitud insuperable y un dominio de la guitarra eléctrica y del rock que muy poca gente ha alcanzado a lo largo de la historia. En sus discos demuestra además que esto no se trata únicamente de hacer solos increíbles y mover los dedos más rápido que nadie, sino que compone con una madurez increíble, sin convertir sus canciones en un escaparate de lo mucho que mola. Entonces, tú que estás leyendo esto, ¿por qué no has oído nunca hablar de un tío que tanto se asemeja a un Dios verdadero pero en carne y hueso? Pues por una sencilla razón: Jorge Salán es un genio en todo lo referente a la música, pero no es un tío que mole.
Para empezar, está su forma de vestirse: desde unas botas con alzas para disimular que no es un tipo muy alto hasta unos pantalones de dudoso gusto. Luego está lo de ponerse un ventilador apuntando a la cara para que durante todo el concierto su melena quede al viento (esto, tras largas discusiones, puede deberse a la utilidad de quitarse el pelo de la cara). Y por último está su forma de gesticular, que a ratos parece que tocar la guitarra le produce un dolor inhumano (otra vez tras largas deliberaciones, puede ser que Salán sea uno de esos genios que siente la música de una forma que a los demás mortales nos es difícil de entender). En resumen, que aparte de tener un clarísimo don para la música ha estudiado mucho todo lo referente a ella, pero parece que nunca se ha parado a hacer un solo con la escoba delante del espejo e imaginarse que está delante de 20.000 personas que se saben de memoria sus canciones.
Y sin embargo no puedo dejar de decirle a todo el mundo que escuche sus canciones, y desde ahora que vaya a sus conciertos. Porque puede que Jorge no sea un tío molón, pero lo que yo sentí ayer escuchando en directo el Driving Through the Tunnel es algo imposible de explicar. Puede que no sea transgresor, que no cause polémica y que los medios no le presten la atención que merece; pero es uno de los mejores músicos que ha habido en este país, un gran artista al que aún puedes ir a ver por 7 euros en una sala pequeña y difícil de encontrar donde el escenario queda tan cerca que puedes tocarle y luego puedes verle tomándose una cerveza como uno más. Un tío del que da gusto ser fan.
http://youtu.be/moUNmkji9NU
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