Los que me conocen saben que soy un calcetín muy abierto y sociable, que me encanta conocer gente y que rara vez me llevo mal con nadie. Seguramente por eso al llegar a este país decidí matricularme en el curso de holandés para principiantes, esperando ser capaz (seis meses después) de poder cambiar cuatro palabras con la gente de aquí en su idioma, de entender algo de las cartas que el banco me sigue mandando en holandés y de entender los carteles del supermercado. Y para fardar al volver a España, por supuesto.
En realidad es una lengua que habla relativamente poca gente, y la mayor parte de la gente que la habla es perfectamente capaz de comunicarse al menos en otros dos idiomas importantes de la Comunidad Europea. Así que es normal que ninguno de vosotros se haya interesado nunca por aprenderlo, y eso sin saber que es un idioma bien jodido de aprender. Pero bien jodido.
Para empezar, lo mejor que te dicen es que si sabes alemán vas a poder entender ciertas cosas (ciertas no significa ni la mitad) y que vas a tener menos problemas con la pronunciación (menos no significa pocos). Pero bueno, la verdad es que en las cuatro clases que llevo dadas me lo he pasado bien, pese al hecho de que son a las 8:45 de la mañana cuando mi horario escolar empieza aquí a las 13:00. Y no se me da mal, ya sé decir cosas básicas que me permiten llegar al supermercado y decir “hola-queso-cerveza-adiós”. Es decir, todo lo que un calcetín puede necesitar para sobrevivir dado que el precio aparece en la pantalla que tiene la cajera delante y a la que te asomas sin ningún rubor retorciendo el cuerpo por encima de la cinta transportadora.
Así que mi relación con el Dutch (“holandés» en holandés) estaba siendo buena. Incluso descubrí de chiripa una canción bien graciosa en mi libro que creo que habla de las letras del alfabeto. Pero esa relación se ha visto rota esta mañana con mi primer examen. Y porque la profesora se ha saltado la canción en clase diciendo que era estúpida. Puede que yo no sepa qué leches dice la canción, pero me rio un huevo cada vez que me la pongo. Pero vamos con lo del examen.
La profe nos había dicho que el examencillo sería sobre las vocales largas y cortas.Dado que llevaba tres semanas explicándonos cosas del tipo “si el sonido es largo y la sílaba abierta la vocal es simple; si la sílaba es cerrada la vocal es doble” la mayor parte de nosotros nos habíamos repasado eso (que es sencillo, quieras que no, ya que es una norma. Cosa -las normas- que no abundan en el Dutch hasta el punto de que la frase que más repite un profesor de holandés es “no hay una norma para esto, hay que sabérselo”).
Pues bien, con esa preparación y la tranquilidad que da haberse preparado las cosas estaba yo sentado en clase de Dutch a las 8:45 esta mañana. Dado el desorden letrístico ante el que me he encontrado en la hoja del examen he preguntado a la profe si estaban usando una impresora incompatible con su nuevo Windows. Después de decirme que gracias por el interés, pero que la impresora es perfectamente compatible, la profe nos ha explicado cómo iba el examen: Yo leo el texto y vosotros vais rellenando los huecos. Prestad atención al sonido de las vocales en las palabras que tenéis que escribir.
Si, es fácil. Lo que pasa es que lo que acabáis de leer está en Dutch, así que os ayudo con la traducción: yo leo las letras inconexas que forman líneas de letras como si tuviesen sentido, y donde veáis una línea de puntos tenéis que poner la palabra que buenamente imaginéis que yo haya podido decir al llegar a esa altura del texto; y por dar más por saco os recuerdo quelas palabras son de las que causan problemas con el tema de las vocales largas y cortas, cosa que no sólo incluye lo de las sílabas abiertas y cerradas sino también la pronunciación de los conjuntos de letras que os expliqué un día hace dos semanas.
Cuando ni siquiera sabes lo que significan las palabras resulta bastante jodido imaginar cómo se escriben. Y más cuando la mentalidad holandesa es capaz de escribir Rijswijksewerg (nombre de una calle) y pronunciar “graisvaisverg” (concatenación de gorgojos). Es decir, que obviamente me he inventado la forma de rellenar los huequecitos, y cuando la salá de la profe ha dicho que eran todo palabras que vienen en el libro he tenido que asumir que tenía razón… vienen en la página 170 y en estas cuatro clases hemos llegado hasta la 18. Además lo que viene en la 170 es un ejercicio del mismo tipo donde las palabras a rellenar son las mismas, con lo que en la vida las vas a haber visto escritas.
Me consuela que obviamente todos mis compañeros de clase están en la misma situación. Y me consuela más que gracias a que mi facultad española tiende a incordiar todo lo posible a mí no me convalidan los idiomas (ni los deportes, prácticas, teatro…), así que oficialmente me importa un pepino la nota aunque me moleste no ser capaz de aprobar.
En cualquier caso seguiré yendo porque sí aprendo, sí me divierto y qué leches, ik kom uit Spanje, así que a echarle huevos no me ganan.
Deja una respuesta