Entre las muchas cosas que me traje de vuelta de Canadá, el único préstamo era el libro The War of the Worlds de H. G. Wells. Vamos, La Guerra de los mundos, ese libro de finales del siglo XIX que se hizo requete famoso cuando, en 1938, Orson Welles montó una narración por la radio tan bien pensada que la gente se amondongó pensando que iba todo en serio. También hay una peli de Spielberg y Cruise, de la que hablaré cuando me atreva a verla.
Pero, yendo al libro en cuestión, a mi me ha encantado. No sólo porque vaya de la invasión de la Tierra por parte de los marcianos, y lo curradísimo que está todo el tema de las tecnologías y tal que parece que Wells había visto ya Blade Runner antes de ponerse a escribir. A mí lo que me ha encantado es que la novela está ambientada a finales del siglo XIX pero, si hoy viniesen los marcianos a chuparnos la sangre, la historia sería muy parecida.
Desde la arrogancia con la que nos pinta de pensar que los marcianos vienen a visitarnos a nosotros hasta el caos provocado por el miedo de descubrir que a los marcianos no sólo les tocamos un pie, sino que no tienen ningún problema en barrernos del planeta, creo que Wells clava la reacción de la humanidad y las diferentes etapas. Quizá por eso, cuando Welles hizo el programa de radio en plan noticioso, la gente se lo tragó enterito y, de hecho, reaccionó tal y como se describe en el libro. Y por cierto, creo que seguimos igual de preparados para una cosa así y que si vienen los marcianos un día nos la meten doblada.
Pero sí hay una cosa que no me ha gustado, y es que parece que para leerse el libro hay que tener a mano un mapa de Inglaterra. Cada vez que uno de los personajes va de un lado a otro o simplemente se sube a un árbol Wells te suelta una retaíla de nombres de pueblos y descripciones que flipas. Eso a mí se me hace pesado porque no tengo ni idea de dónde están esos pueblos, aunque reconozco que da mucha credibilidad a la historia y que, viviendo por allí, tiene que molar mucho.
Lo que sí tengo que reconocer es que leermelo en inglés no ha sdo fácil. Se nota que está escrito hace mucho tiempo y las expresiones cambian, con lo que estoy seguro de que hay algunas cosas que no he pillado del todo. Pero es una obra maestra tanto sociológicamente como en términos de ciencia ficción.
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